Carta de Champagnat

Carta de Champagnat

domingo, 24 de mayo de 2015

Poemas a Marcelino

Unos poemas de composición propia para Festivales Maristas de Venezuela (con tema dado), recitados por  jóvenes de nuestras presencias maristas (Juan XXIII, Machiques y El Cristo).


No es fácil esculpir rostros de ángeles


Quiero hablarles de un sueño:
Un hombre que extendía la mano,
Abierta, con sus cinco dedos.
Llegaban miles de niños,
Tomaban su mano, su brazo,
Y por él, su cuerpo entero.
El hombre desaparecía en la confusión del gesto.
Un niño crecía,
Y de nuevo, la misma escena repetida,
Una y mil veces.

Luego, su palabra.
El hombre aquél primero,
Contaba la historia desde el comienzo:

La Valá fue la puerta del mundo,
El evangelio comenzaba a resonar descalzo,
Los vecinos aplaudían y elogiaban,
Los niños se acercaban desde todos los rincones,
Los pobres entraban gratis a la escuela.
Nuevas aulas, nuevos pueblos.
Doce huérfanos atendimos ese primer año.
Con cariño y con esfuerzo otros más fueron atendidos.

Es más fuerte el amor
Que todo el dolor del mundo junto,
Las ilusiones de un hombre de Dios
No son banderas de moda
Arriadas e izadas mil veces.
Cuando el mundo está por disolverse
Y acaso Dios parece estar lejano,
Cuando se hace más inaccesible la esperanza,
Cuando ya suenan clarines,
Anunciando el ocaso de las utopías,
Es entonces el momento.

Un niño moribundo
Señalaba el fin del tiempo,
La hora de la historia nueva,
Del odre nuevo, del vino nuevo,
De la nueva humanidad resucitada.

Entonces como ahora no faltaron los peros:
Pero es absurdo y sin sentido
Un ejército de niños pobres,
Una masa humana sin ideas ni poderes,
Es absurdo, digo,
Que puedan cambiar el mundo,
Renovarlo al menos.
Quizás si hablaras a mi conciencia
De los niños futuros-presidentes,
De los niños futuros-gerentes,
Futuros políticos o empresarios,
Futuros hombres de negocios...
Esos si podrían cambiarlo.
Pero no cabe en mi razón
Esa falta de visión táctica,
Esa estrategia tan desbaratada.
Está loco sin ninguna duda:
Es un problema psíquico,
Una baja autoestima, y una neurosis galopante.

La historia esta escrita de victorias y fracasos,
De oposiciones y retos.
Fue la hora de entender aquellos versos:
Si el Señor no construye su obra,
Inútiles son nuestros esfuerzos.
La fuerza de los pobres
Es fuerza del evangelio.

Pero, bueno,
¿Recuerdan el sueño de que hablaba?
¿Y el hombre aquel del sueño?
Soy yo mismo
Y ustedes, son parte de este sueño,
Palabra y gesto nuevos,
Escultores del difícil reto:
Ya sabemos,
No es fácil esculpir rostros de ángeles...
Mas tampoco imposible
¡¡¡Comencemos!!!



Pequeña esperanza de hacernos hermanos


No son mis sueños los del mundo transformado;
es demasiado grande,
es demasiado lejos,
es demasiado idea...
Ni sueño en los gobiernos
                         -democracias todos-
incorruptos, incólumes, perfectos.
Ni en los líderes del orbe,
gigantes del amor interhumano.

He visto un joven moribundo
y he sembrado en su vida
la presencia de un Dios
que tiene todavía la última palabra.
He visto niños sin escuela
en el horror de un pueblo destrozado por la guerra
y he buscado maestros
que desde Dios enseñen
a caminar en firme.
Los huérfanos y ancianos están bajo mi techo.
Cobijo y pan, y el cariño primero,
es todo cuanto tengo para ellos.

Pequeña flor es mi vida.
Violeta, pequeña flor de la esperanza.
Escondida en el último rincón de la caja de Pandora,
aún nos quedas.
Eres humana todavía.
Eres del Pueblo.

Hacernos hermanos
no es mucho lo que sueño
Hacernos pequeños -como Jesús decía-
prójimos del hombre maltratado
al borde del camino,
acabado a fuerza de miseria.
Hacernos hermanos.
Recoger los lamentos y elevarlos a Dios
en una sola voz.
Serán canto común en El
y camino liberador.
Pequeña esperanza de hacernos hermanos.



Parábola del hermano solidario


Hay un hombre en la calle
asaltado - herido - medio muerto
¿Quién será su hermano?
La verdad desnuda es ésta: yace solo.
Transitan las gentes vagamente
y lo ven
y lamentan
que en esta tierra existan desalmados
que provoquen tales hechos.
Un gerente de lucros y miserias
imagina futuras sociedades
sin estas disonancias.
Y el doctor que olvidó su maletín
-y allí muy bien guardado,
                        en doble fondo,
su hipocrático juramento-
se distrae a su paso
con un par de piernas bien contorneadas
que cruzaron por su acera.
El policía citadino anota una rayita
que hará de un tres un cuatro
en alguna estadística oficial.
Y el periodista, al verlo,
reporta la noticia
en la última página
del cuerpo de sucesos.

Y el hombre es más que un hombre...
recorre su sangre las conciencias...
la sangre vertida
en las regiones infinitas
de este pueblo...
y en niño se transforma,
vendedor de mil diarios,
sufridor de mil penas...
o en población rural,
desolada,
sin luces ni aguas,
ni vida  ni esperanza,
ni doliente,
en soledad que es olvido,
                        y llanto y muerte,
y ¡pobre cielo!...
o en la mujer cansada
                        del amor sin amor,
de las palabras falsas
y los dineros cortos,
y los engaños y los rebozos,
y las mentiras gordas
-sueños prefabricados-,
y los... y los... y los...
o en el indio de estas sierras,
casi nadie para casi todos,
casi útil
para algún escrito
            falsamenteautoctonista,
definitivamente sepultado en vida,
en enfermedad, en hambre, en abandono...
Sigue el herido herido
mientras los hombres pasan.

Y habrá un gesto solidario:
se extenderá una mano abierta, palpitante,
ante el dolor y el sufrimiento extraño.
Algún desconocido
sin más títulos que el hambre,
y su trabajo a cuestas.
Quizá un rostro femenino,
firmeza y ternura
de quien supo sufrir,
y morir un poco cada día.
Correrá los riesgos
del señalamiento y la pregunta,
vivirá, de hospital en hospital,
este actual viacrucis,
atenderá finalmente,
del mejor modo posible,
las heridas y los ruegos del caído.
Y este "ser solidario"
será espejo de otros muchos.
Surgirán los proyectos
de hermanos de la vida:
algunos bajo el signo
de la ayuda generosa,
tal vez otros
respondiendo al clamor
de nuestro tiempo,
con un tono de denuncia y profecía,
y sencillez vital, compartida...

Serán nuevos Champagnat.
Y los jóvenes Montagne verán la luz,
y seremos maristas,
aún, y para siempre.



Marcelino: ayer, hoy, mañana


Ayer fue Jesucristo,
hombre adulto y evangelio:
evangelio de siempre, evangelio hermano,
palabra centenaria cinco veces
en esta tierra americana.

Bartolomé y Montesinos pronunciándote,
de camino en camino,
denunciando la encomienda y el patrón...

Y después Marcelino en son de Revolución:
libertad de hijos,
fraternidad e igualdad de hermanos.

Venezuela es la tierra que te acoge.
Tres violetas han nacido bajo el sol aplanador
y el viento esparce su aroma.
Un proyecto educativo,
una siembra de hombre nuevos
cultivados con firmeza y con tesón.

El suelo nos enseña de la vida.
En la tala del monte
caen los árboles a golpe de machete.
La tierra fértil se prepara con la quema
y la cosecha será abundante.

Hoy la ciudad es Miguel,
y Wilfredo con sus panas.
Miguel y sus andrajos
vocean por las calles
vendiendo Panorama, proclamando miseria.
Su hermanita, café amargo,
como amargo el sufrimiento.
Y el pequeño Manuel las empanadas.
Wilfredo y sus amigos saborean la piedra.
El mundo qué más da,
es sólo comedia o drama.

Y hoy también,
Marcelino y su evangelio
se hacen eco en nuestro pueblo,
y el futuro es llamada incontenible.
Y la historia se hace nueva,
la del pueblo solidario,
de la arepa en el budare
y después en la mesa,
partida y compartida,
como Cuerpo de Cristo,
otra vez crucificado.

¿Has mirado a la montaña?
A los ojos del hombre es recia y firme
y en sus entrañas late la vida
y también sufre.

Somos montaña con vigor de selva dentro.
Y es montaña el pueblo.
Deja crecer la vida,
el corazón de hoy será mañana.

  

Construyendo sueños, con corazones nuevos

 

¿Cómo es eso de construir sueños?
Un sueño es una nube,
y otra…
y sobre ella otra,
Coloco una nube,

¡No!,
¡Perdón!,
no
es
eso…

Diosito tuvo un sueño.
Y puso un día / sobre otro día, y luego otro, y otro…
Fue cumplido su sueño creador.
Y nos hizo soñadores, soñadoras.

Más tarde vino un hombre que dijo:
“Sueño una mesa grande donde quepan los pobres”.
No le dejaron alcanzar su sueño:
lo mataron guindado en un madero, entre la tierra y el cielo.

Luther King, apóstol de los negros,
anunció su sueño de igualdad sin barreras,
y acabaron con él, en el país de las libertades…

Mas sus sueños vivieron
entre sus seguidores.

En otro sueño, el poeta Pessoa
vio a Jesucristo descender a la tierra
y hacerse niño para jugar con él,
volviendo patas arriba sus propios sueños.

Marcelino / no nos contó su sueño

Pudo haber sido así:
era tan solo un hombre
que extendía la mano,
abierta, con sus cinco dedos
Llegaban miles de niños
Tomaban su mano, su brazo, y por él, su cuerpo entero

O tal vez sería de este modo:
He visto a un joven moribundo
y he sembrado en su vida
la presencia de un Dios
que tiene todavía la última palabra.
He visto niños sin escuela
en el horror de un pueblo destrozado por la guerra
y he buscado maestros que desde Dios enseñen
a caminar en firme.
Los huérfanos y ancianos están bajo mi techo,
cobijo y pan, y el cariño primero
es todo cuanto tengo para ellos.

Soñar y construir…
Como San Marcelino nos enseñó

Hoy somos constructores de sueños / constructoras
Un bloque y luego otro, y otro…
Para armar un corazón, y luego otro, y otro…
Muchos corazones nuevos…

Y así un mundo…
sin exclusiones, fraterno,
en paz y sin miseria,
un mundo de cuidado y respeto…
según el sueño originario
de diosito creador.
¡Sigamos construyendo!


jueves, 14 de mayo de 2015

Las últimas cartas (2) y conclusiones

Las tres cartas diferentes

En la carta 329 responde a la solicitud del obispo de Grenoble  que le pide un modelo para poder concretar un orfanato en asociación con los Hermanos, cosa que no pudo realizarse. Es digno de mención el deseo de participar en una “buena obra… en favor de los pobres y los huérfanos”.
En la 330 responde al obispo De Latour que no puede enviarle la memoria que le solicita hasta tanto el Arzobispo Bonald elabore un informe oficial después de visitar las casas, a pedido del Ministerio de Instrucción Pública. El informe en cuestión está relacionado con el asunto de la autorización del instituto. En esta carta no hay nada que indique agobio o malestar a causa de la autorización. Por el contrario, manifiesta sencillamente la seguridad de éxito gracias a las gestiones de los dos obispos en cuestión. Se aprecia un tono pacificado y sin las angustias de las cartas escritas desde París, cuando él mismo debió realizar los trámites, sin lograr gran cosa.
Puede explicarse este contraste tanto por el proceso espiritual de abandono en el querer de Dios que ha ido viviendo Marcelino, como por las soluciones que ha ido encontrando a través del Sr. Mazelier para sus hermanos llamados a filas, que en algo han atenuado su inquietud.
La carta 334 es un texto de agradecimiento al Sr. Rendu, Presidente del Consejo de administración del Instituto Real de sordomudos, pues han sido admitidos gratuitamente para estudiar allí dos Hermanos. Asimismo Marcelino acepta las condiciones, se avoca al cumplimiento de los requisitos solicitados, y queda en espera de la confirmación de la petición por parte del ministerio de Instrucción Pública. Termina expresando su respeto.
En estas tres cartas resaltan en Marcelino sus sentimientos de gratitud, su trato respetuoso y su deseo de corresponder a las solicitudes que le hacen.
Salvo los detalles mencionados, no aparecen elementos explícitos de espiritualidad, pues se trata de respuestas más bien formales, de aclaratorias a las situaciones planteadas o a las solicitudes hechas.

Conclusión

A medida que trascurren estos tres meses avanza la enfermedad y los textos que puede escribir Marcelino quedan limitados a respuestas concretas y funcionales. Puede ser que muchos de estos textos ni siquiera los escribiera directamente Marcelino. A este respecto, el H. Paul Sester, editor de las Cartas, agrega esa nota:
es, desde luego, muy probable que, a partir de 1840, si no es mucho antes, Marcelino Champagnat se limita a indicar, probablemente al H. Francisco, el contenido para escribir las respuestas, lo que permitía al redactor cubrirse con la autoridad del Padre y hasta hacérselas firmar, cosa no segura, pues en las minutas está claro que no firma él, sino el copista, que imita su firma con mayor o menor fortuna[1].
Y con respecto a la última (la 337, del 3 de mayo), agrega sin dudar que “no fue redactada por él”, es decir, por Marcelino.
No obstante, y ante los pocos indicios epistolares del proceso espiritual de Marcelino en su final, es orientadora la circular 328 y se convierte en clave para leer las cartas que siguen a ésta.
En síntesis, esto es lo que expresan: Vivir según el deseo de Dios, dando prioridad a las escuelas gratuitas en las que puedan ser atendidos los niños pobres.
El conjunto nos lleva a proponer el final de la vida de Marcelino como un momento de pacificación interior, de sabiduría, de dedicación a las pequeñas cosas, en el día a día, vivido en paz, en la aceptación de su enfermedad, con fe y confianza en Dios, con amor a los Hermanos, entregado al avance sosegado de su misión, con esperanza en el futuro de la obra marista, confiado en su éxito seguro –como dice al obispo-,  y con el deseo sereno de que ésta se consolide. Con la visión práctica para seguir asentando las obras ya fundadas, pero con la apuesta a la novedad expresada en los contactos para abrir un orfelinato o preparar Hermanos para dirigir un centro de sordomudos. Dando prioridad a la atención gratuita a los niños pobres. Y viviendo las actitudes de gratitud, respeto y servicio. Este fue su testamento.

Síntesis del proceso espiritual

La percepción del proceso espiritual humano como dramática existencial, en forma no dualista, ni rupturista, ni simplimente lineal, es presentada en modo acertado, a mi modo de ver, por Javier Garrido, en su obra ya clásica Proceso humano y gracia de Dios.
Descubro en sus aportes algunas pistas para interpretar lo que pudo ser el camino espiritual de Marcelino en sus últimos años. A riesgo de no ser correctamente comprendido[2], me permito no obstante citarlo:
Al dar un carácter dramático a la vida no negamos el crecimiento, sino que valoramos como determinantes los momentos/fases críticos. Aplicado al proceso de la vida espiritual, esto significa que las noches del deseo y del espíritu ocupan el lugar central del desarrollo de la vida cristiana…el amor ocupa el centro del proceso. No cabe identificar el amor con la plenitud (lo positivo, la Resurrección), y las crisis con las noches (lo negativo, la Pasión). El amor hace uno el misterio pascual, de modo que la muerte es salvífica porque está habitada por la Resurrección, es decir, por la fuerza del Espíritu del Padre, que mantiene el amor de su Hijo en la noche de la fe… Frente a una imagen optimista de la vida, que siente el sufrimiento como amenaza o recorte de la plenitud, creemos que sólo el sufrimiento permite al hombre la realización plena de su vocación de libertad, amor y trascendencia. Compete al sufrimiento despertar lo verdaderamente espiritual del hombre[3].
La crisis de realismo, o ciertas situaciones límite, o la dinámica interior del amor, conducirán al discípulo al paso decisivo: el seguimiento, en que, identificado por el Espíritu Santo con el Maestro, el discípulo empieza a comprender internamente la sabiduría del Reino  en la Cruz: que «hay que perder la vida para ganarla»[4].
París y el fracaso del “asunto principal” que allí lo movía se torna situación límite; luego lo serán la enfermedad y la conciencia de la muerte inminente. En Marcelino se percibe el momento de la “noche oscura”, de la ausencia de Dios, y el momento de la generosidad renovada en el impulso misionero de fines de 1939. Igualmente en el instinto de lo esencial: el amor a sus hermanos, desapropiado de sí (cartas de principios de 1939). Puede agregarse lo significativo de su actitud, a juzgar por las cartas, frente al planteamiento del P. Colin. Tratándose de un asunto considerado por Marcelino como central, esto es, la definición de la vocación de los Hermanos, distinta del servicio a los Padres, no obstante acoge la carta de Colin sin reacciones de “choque”, y acata sus disposiciones enviando Hermanos donde le ha solicitado. Y escribe por estas mismas fechas a un Hermano, según se hizo ver: “Que su santa voluntad sea el primer móvil de todas sus acciones” (C 244). En Marcelino se ha cumplido lo que dice Garrido de este camino humano-espiritual llevado a plenitud:
Es tan evidente que «sin Jesús no puede nada» que, aun poniendo toda la energía en la generosidad (precisamente se le ha dado una generosidad nueva, al perder el miedo al sufrimiento y al futuro, desde la confianza renovada en Dios), sólo cuenta de antemano con la Gracia. Vive cada día. Y, sobre todo, tiene el instinto de lo esencial: el amor teologal, el amor desapropiado de sí, el abandono amoroso a la acción soberana del Amor Absoluto. Las pasividades transformantes se encargarán de llevarle a la Pascua[5].




[1] p. 503.
[2] Para mejor comprensión se remite a la obra completa del autor citado:  Javier Garrido, Proceso Humano y Gracia de Dios. Sal Terrae, Santander 1996.
[3] p. 474
[4] p. 488
[5] P. 489

viernes, 1 de mayo de 2015

Las últimas cartas de Marcelino

Las últimas cartas de Marcelino (marzo a mayo de 1840)

Las cartas publicadas correspondientes a los tres últimos meses de la vida de Marcelino (del 6 de marzo al 6 de junio de 1840) son doce, de las cuales ocho tienen como destinatarios a párrocos o alcaldes y se refieren a la fundación de escuelas en cinco departamentos, a saber: Seine, Haut-Loire, Isere, Aine y Saone-Loire. De las cuatro restantes, tres corresponden al asunto de la autorización del instituto, la posibilidad de abrir un orfanato en Grenoble, y la formación de dos Hermanos en un Instituto para sordomudos. La cuarta es una Circular a los Hermanos.
En relación con la fecha de estas cartas, en realidad el período queda reducido a poco más de mes y medio, desde el 14 de marzo al 3 de mayo, pues de ahí en adelante ya no se conservan cartas, ni posiblemente las escribiría. En la edición Luis Vives de 1985 aparecen con una numeración que va desde la 328 a la 339.
En la Vida de Marcelino escrita por el H. Juan Bautista Furet[1] (p. 231) se precisa su situación delicada de salud. En torno a estas fechas sufre “un violento ataque de riñones”, exactamente durante el Miércoles de Ceniza (4 de marzo), a partir del cual “apenas podía permanecer acostado”; “aumentó considerablemente la hinchazón (de las piernas)”; y “el dolor y la descomposición iban invadiendo todos sus miembros”. Los escritos que se consideran aquí son los posteriores a esta fecha.

La última Circular

La Circular 328 tiene fecha de 14 de marzo, y es cronológicamente la primera de las que se revisarán. Se trata de una Circular a los Hermanos, única de este grupo en cuanto circular y única en cuanto dirigida a Hermanos. Se convierte así en la última carta dirigida a Hermanos y última Circular de las escritas por Marcelino (y que se nos conserven).
El escrito mantiene la cordialidad que acostumbra Marcelino en el trato con sus hermanos, y en la despedida utiliza una forma, por habitual, no menos entrañable: “Los abrazo muy afectuosamente en los Corazones de Jesús y María”. La expresión recalca lo afectivo con los términos abrazo-corazones-afectuosamente cosa que no ocurre por partida triple sino en muy escasas ocasiones (iguales términos en circular 135; ver sin embargo semejanzas con las cartas 164, 181, 182, 169 y 247, entre otras).
Dentro del grupo en estudio, es en esta carta en la que pueden apreciarse con nitidez los sentimientos vitales de Marcelino, pues las siguientes cartas tienen un tono y una finalidad más pragmáticos, funcionales o institucionales.
La expresión de los sentimientos de Marcelino ocurre a raíz de la muerte de un Hermano. Ésta es ocasión para la reflexión sobre el sentido de la muerte y de la vida.
Estemos siempre preparados, Carísimos Hermanos, y vivamos de tal manera que la muerte nunca nos sorprenda. ¡Qué sabio y feliz es aquel que procura ser ahora como desea que Dios los encuentre en su última hora!
La reacción de Marcelino ante la muerte es vitalista. La muerte se convierte en maestra de la vida. Puesto que he de morir, viviré con intensidad –parece decir. La reflexión sobre la muerte cercana, la de otros Hermanos o la propia (en la que Marcelino estará pensando muy probablemente), se orienta a vivir según el querer de Dios. La sorpresa de la muerte no se presenta como amenaza, sino como llamada para vivir según lo que Dios desea.
En esta reflexión hay una coherencia grande con el pensamiento y la espiritualidad de Marcelino, que con frecuencia se expresa en términos del querer o la voluntad de Dios. La perspectiva sapiencial (“sabio y feliz”) evoca la espiritualidad sálmica (del sabio-feliz frente al necio en el Sal 1, por ejemplo), muy propia también de Marcelino, acrisolada, además por las últimas experiencias vividas por Marcelino de sufrimiento y contradicciones en la obra emprendida.
Es la actitud de fe lo que resalta en Marcelino. Sabe cercana su muerte y adelanta a los hermanos un testamento condensado, antes del testamento oficial. Tres temas son claves en este mini-testamento: el amor entrañable a los hermanos, el abandono a la voluntad de Dios y la sabiduría para vivir según su deseo.

Ocho cartas sobre escuelas municipales

Las ocho cartas referidas a las escuelas nos dejan algunos criterios y normas prácticas que siguieron Marcelino y sus colaboradores en las fundaciones que hacían.
En estas cartas se revela lo siguiente
1)      No hay suficiente número de Hermanos para atender toda la demanda que se realiza desde distintos pueblos, principalmente a través de sus párrocos, y que abarcan hasta cinco departamentos (en estas cartas). Se descubre una gran necesidad.
Los compromisos contraídos… no nos permitan por ahora… (C 331). Las localidades que… agotarán los hermanos disponibles (C 337). Con esa sola condición (la casa) tendríamos que atender inmediatamente un centenar de municipios que lo pidieron antes incluso que Morestel (C 338). Las necesidades de su parroquia son muy grandes… los compromisos adquiridos… absorberán todos los Hermanos disponibles… (C 339).
2)      Se atiende primeramente a aquellos municipios que aseguran una educación gratuita. Se ve ventajoso, se prefieren y se favorecen. Tienen prioridad para la fundación.
..podría tener dos clases gratuitas, cosa esencial en todas las localidades con población numerosa… (C 335). …hacerla gratuita. Como es más fácil hacer el bien en escuelas fundadas así, las preferimos siempre a las demás y tenemos como norma favorecerlas de manera especial…  …y acordada la gratuidad de la escuela, le enviaremos los Hermanos… (C 336). …si fuera gratuita. No dudamos nunca ante esta clase de escuelas, porque en ellas se logra hacer el bien con más seguridad y facilidad…. Cuente con los Hermanos… siempre y cuando la escuela pueda ser gratuita…  Las localidades que ofrecen la ventaja de una escuela gratuita… (C 337).
3)      Eso lo hacen a través de fundaciones o personas generosas y pudientes.
Se necesita poder contar con personas acomodadas y caritativas para crear una renta anual de 600 fr. El pequeño municipio de St. Julien… ha conseguido crear un ingreso de 1000 fr. en favor de sus niños pobres (C 335). Por la fundación que la apoya hemos aceptado sin problemas la escuela de B-CH… gratuita, bien por una fundación o… (C 337).
4)      Contando con el acuerdo y algún apoyo económico de los municipios.
Sería muy bueno que pudiera convencer al consejo municipal para participar en esta obra. Con los recursos que usted nos anuncia (1000 fr.) y el salario ordinario de los municipios (200 fr.), pudiera tener tres Hermanos (C 331). …que el municipio, si acepta la donación del mobiliario, apruebe al mismo tiempo una cantidad de 100 fr. para su mantenimiento... Que al ponerse de acuerdo con el municipio trate de arreglar este asunto (C 332). Se necesitaría además de los 600 fr. del municipio… el municipio de Craponne se ha comprometido a pagar cuatro hermanos… El consejo ha firmado con nosotros unos acuerdos… (C 335). …que llegue a ponerse de acuerdo con el Subprefecto, lo mismo que con el Sr. Alcalde… (C 336). …gratuita …por la intervención del municipio (C 337).
5)      Algunas escuelas solicitan a los inscritos una asignación mensual. Y se han aplicado pagos diferenciados.
El municipio (Craponne) se ha comprometido a pagar 4 hermanos y recibir de los alumnos una retribución fija de 0,75 fr. para los principiantes y 1,25 para los demás (C  335).
6)      En otros casos hay un aula extra que atiende niños de municipios cercanos, internos, alumnos adelantados o niños de familias pudientes. Los ingresos de estas aulas adicionales pasan directamente a los hermanos.
Como el municipio no participa en nada para tener este 5to. Hermano no parece justo que  cobre una retribución por los alumnos de esta clase particular… siendo los padres especialmente obcecados como para pagar dos veces… (C 332). Sería fácil proveer el salario del 4to. Hermano con una clase de pago para los niños pudientes y los más adelantados… (C 335). … no puede retener nada de los internos... ni de los niños de las parroquias vecinas... (C 338).
De estas diversas maneras se exige, en último término, y tanto a párrocos como a alcaldes, una vivienda adecuada para los hermanos, y un salario básico.
1)      Casa y mobiliario en condiciones adecuadas, pero no sólo.
Encontrar un local conveniente para la escuela, pues va contra nuestros principios que los hermanos sean alojados en la casa parroquial (C 331). Cuando esté preparado el local, garantizados los fondos para el mobiliario y… le enviaremos los Hermanos (C 336). Una casa es algo. Pero no lo es todo (C 337).
2)      Compromiso firme de pago a los hermanos.
El salario de dos hermanos es de 1000 fr anuales… con los recursos que usted nos anuncia y el salario ordinario de los municipios, podría tener tres hermanos (C 331). El municipio permitía esperar una subvención de 600 fr. …no disponía usted de más ingreso que las retribuciones mensuales. Mucho me temo que, en estas condiciones, su obra carezca de sólidos fundamentos. …solo aporte los 200 fr. exigidos por la ley… (C 335). Si su escuela dispusiera de fondos… si no cuenta más que con las retribuciones mensuales y la subvención municipal de 200 fr. tendremos grandes dificultades… asegurado de algún modo el salario de los hermanos… (C 337). Un salario anual de 1.600 fr. (por 4 hermanos)… Cuanto más nos extendemos más sentimos la necesidad de tener una garantía previa sobre el salario de los hermanos, incluso siendo tan módico (C 338).
Las expresiones “tener una garantía”, “va contra nuestros principios”, apuntan a las normas que se consideran ya fijadas para ese momento. Mientras que otras están abiertas:
Es importante que hablemos sobre estos diversos puntos y nos pongamos de acuerdo lo más posible… no pretendimos nunca que las condiciones debieran ser las mismas (C 338).
De hecho cambian las normas dependiendo de si hay internado o no, del número de alumnos de la escuela, y de algunos otros factores. El número de hermanos enviados, para empezar, será distinto.
Resalta la preferencia por las escuelas gratuitas en las que puedan ser atendidos los niños pobres. Se pide casa y escuela autónomas, independientes del sacerdote, y salario asegurado. Se insiste en la buena relación con la municipalidad, y se valora el apoyo de los párrocos. Otros aspectos dependen mucho de la realidad de la población.
Todas estas cartas indican dificultades. De hecho, de las ocho cartas, sólo tres se refieren a escuelas que estaban funcionando, aunque con algún problema o detalle que hubo que concretar (CC 332, 333 y 336). Las otras cinco cartas corresponden a escuelas que no llegaron a funcionar (CC 331, 335, 337, 338 y 339). Pese a ello no se aprecian elementos de desánimo o decepción por parte de Marcelino. Es posible que se deba a este momento espiritual de más “sabiduría”, la misma que pide a los Hermanos en su circular de marzo (C 328).
Estas cartas sobre las escuelas no abundan en detalles personales de Marcelino como sentimientos, valores o criterios de fe. Se limitan a establecer algunas normas y a aclarar las condiciones de apertura de las obras. De hecho, varias de ellas se observa que son borradores. No concluyen la despedida y carecen de firma la 331, 322, 333 y 336. Sin despedida completa pero con firma están la 335, 337 y 339. La 338 está sin despedida ni firma. Sólo una de ellas hace referencia a Dios, Jesús o María. Es la 339, y lo hace así: “Que el Señor se digne poner al alcance de su celo los recursos…”
Aunque no se aprecian muchos sentimientos de Marcelino, es posible descubrir el agrado por el proyecto de apertura de una escuela (C 331), o porque el municipio asuma la propiedad del mobiliario (C 332). Se agradece por los detalles con los hermanos (C 332), o se quiere evitar disgustos, tristeza y malestares (C 335).
Sólo en una se descubre la situación de enfermedad de Marcelino, cuando expresa su indisposición para realizar el viaje, así como agradece las disposiciones y benevolencia del alcalde (C 333). En otra más, refleja Marcelino su propio camino institucional cuando desea al párroco “que continúe el éxito de esta buena obra, pese a las dificultades que experimenta. Esto la hará más sólida, al haber sido realizada lentamente y con sufrimiento” (C 337).
La preocupación por la misión de los hermanos no es angustiante, sino serena, en un contexto de expansión madurada, que ha permitido el discernimiento para dar pasos sólidos en el establecimiento de las obras.
Y hasta aquí las cartas relacionadas directamente con las escuelas.




[1] p. 231.