Carta de Champagnat

Carta de Champagnat

viernes, 3 de julio de 2015

Carta 27 (a la srta. María Fournas) 3/3


4. MENTALIDAD DE MARCELINO

La asistencia social es vista como tarea cristiana a los desamparados (en tiempos en que las estructuras de los Gobiernos no lo hacen).
Marcelino considera que escribiendo a la benefactora podrá conseguir su apoyo para seguir con la buena obra.

5. RESONANCIAS BÍBLICAS

1Cor 13, 4.7: La caridad es paciente, todo lo soporta…
Hch 10, 38: Jesús “pasó haciendo el bien”
1Cor 12, 4-31: diversidad de carismas
Curaciones…
Atención a los niños… Dejen que los niños vengan a mí.

6. REFLEJOS EN LA LEGISLACIÓN MARISTA ACTUAL

C 2-3
La fe y el deseo de cumplir la voluntad de Dios le revelan su misión: Dar a conocer a Jesucristo y hacerlo amar. V 342
Decía con frecuencia: No puedo ver a un niño sin que me asalte el deseo de enseñarle el catecismo y decirle cuánto lo ama Jesucristo.V 493
Con este espíritu, fundó el Instituto para educar cristianamente a los niños y jóvenes, en especial a los más desatendidos.V 104, 519; C 28,4-6; 34; 59,22-29
El amor derramado en nuestros corazones Rm 5,5 por el Espíritu Santo nos hace compartir el carisma de Marcelino Champagnat e impulsa todas nuestras energías hacia este único fin: SEGUIR A CRISTO, COMO MARIA, en su vida de amor al Padre y a los hombres. PC 1 y 5 Intentamos alcanzar este ideal en comunidad.

CIRCULARES RECIENTES SOBRE EL FIN DEL INSTITUTO

18. Pienso, en concreto, que Marcelino Champagnat :
·      Movido por el Espíritu, quedó cautivado por el amor de Jesús y  María a él y a los demás.
·      Sintió fuertemente la situación de abandono religioso y cultural de los niños y jóvenes del ambiente rural , que en nuestro contexto actual  hablaríamos de marginados de la educación.
·      Creyó que Dios le pedía responder a esa realidad con la fundación de un Instituto de : maestros (educadores), religiosos laicales (Hermanos).
·      Creyó en la gran posibilidad de hacer conocer y amar a Jesucristo desde la educación (hoy diríamos evangelizar).
·      Pensó que la mejor educación era la que se impartía amando e intuyó que educar exige conocer y para ello hay que estar presente en el mundo, en la vida del niño.
·      Quiso que María fuera inspiración para sus Hermanos y protectora de la nueva fundación.
·      Quiso que los Hermanos fueran sencillos, pobres, sobrios, trabajadores y que ofrecieran el signo evangélico del amor fraterno.
·      Fue capaz de abrirse a los cambios, manteniendo siempre la intuición original del carisma, sobre todo en lo referente a los destinatarios: los jóvenes más necesitados.
(Caminar en paz, pero deprisa – Benito, 1997, p. 29)

Pocos años más tarde, a finales de julio de 1833, Marcelino volvió a escribir sobre la labor de su Instituto. Pero esta vez las líneas iban dirigidas a monseñor Alexandre Raymond Devie, obispo de Belley. El fundador pedía un aplazamiento de la fecha en que los hermanos iban a hacerse cargo de una escuela situada cerca de la localidad de Chaveyriat. La carta resulta particularmente interesante por las observaciones que hace Marcelino sobre los fines de la congregación: “Esta buena obra me atrae cada vez más, ya que, bien mirado, no se aparta de nuestro objetivo, al dedicarse principalmente a la educación de los pobres”.
Hay más cartas del fundador que hacen referencia directa al apostolado. Por ejemplo, las tres que mandó a los administradores de los Centros de Caridad de Saint-Etienne que le pedían hermanos para trabajar en una institución de sordomudos de la ciudad. Marcelino estaba dispuesto a aceptar este proyecto, pero antes quería tener bien preparados a sus jóvenes educadores. Impacientes por el retraso, aquellos señores acudieron finalmente a los Hermanos de la Escuelas Cristianas.

….

En la primavera de 1833, el fundador comentaba por carta a esta señora lo siguiente: “Nuestra comunidad es cada vez más numerosa y para dar ese servicio necesitamos un local independiente, lo que exige un gasto de siete u ocho mil francos; sin este local nos veríamos obligados a renunciar a esa obra en la que queremos trabajar, aunque sin perjudicar nuestro fin principal”.
Para Marcelino la finalidad del Instituto estaba clara. Sí; dentro de lo posible estaba dispuesto a responder a otras necesidades apremiantes del momento. Pero lo hacía sólo en la medida en que esos esfuerzos no distrajeran de la intención original para la que había fundado sus Pequeños Hermanos de María.
Así como tenemos que redefinir con claridad nuestra dedicación a los niños y jóvenes desatendidos, también debemos guardarnos de ser excesivamente restrictivos.

 (Dar a conocer a Jesucristo y hacerlo amar – Sean, 2006, pp. 24 y 36)

Los destinatarios iniciales de la misión serán, pues, los humildes, el pueblo bajo, la gente sencilla, entre quienes quedan comprendidos, lógicamente, no pocos pobres materiales. Esta orientación aparece señalada por el mismo Fundador cuando, al redactar las promesas de los primeros hermanitos, incluye en ellas el compromiso de enseñar gratuitamente a los pobres.

Los huérfanos (los "pobres huérfanos" que decía) entran también en sus planes. A pesar de las dificultades que supuso el funcionamiento del orfelinato en el Hermitage, Marcelino nunca eliminó de sus planes el trabajo educativo en favor de los huérfanos. Las realizaciones concretas del Hospicio de Caridad de Saint-Chamond y del Orfelinato de Danuziére de Lyon (ambos de 1838) y del Hospicio de la parroquia de Saint Nizier de Lyon (1840), son prueba de ello.

Su intención queda explícitamente plasmada en un artículo que añadió (de su puño y letra) a los Estatutos redactados en 1825 y que dice textualmente: "El objeto de la Congregación es asimismo dirigir casas de providencia o de refugio, en favor de jóvenes que hayan abandonado el mal camino y que se encuentren expuestos a pervertirse... "
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(EAM Charles Howard y Consejo – Suplemento, 1993, p. 557)

7. FRASES QUE ME IMPACTAN

Señorita. Única vez que escribe una carta a una señorita (de 70 años). Sólo hay 3 cartas más de Marcelino a mujeres, a saber: a Chavoin, a su cuñada, y la reina. Resalta su trato sencillo, espontáneo y respetuoso.

Estamos en la bella estación. Curiosidad: pocos usos de la palabra “belle” (iglesia bella, C17; carta bella, C80; cosa demasiado bella, C179), “beaux” (bellos ejemplos, C62; bellos augurios, C19) o “beau” (bello local, C71; bello copón, C174). Más impacta el comienzo de la carta con este toque sensitivo.

Obra a la cual le prestaremos ayuda de buen corazón. Hace ver que la obra es de la Srta. y que está dispuesto a seguir ayudando. Marcelino es sensible al sufrimiento de enfermos y ancianos. Sabe colaborar con otros para hacer el bien, sin protagonismos.

Nuestra comunidad se va tornando muy numerosa. Es un momento bonito de expansión de los hermanos.

Nos veríamos obligados a renunciar a esta buena obra en la cual colaboraremos en la medida en que no entorpezcamos nuestro fin principal. El discernimiento sobre el fin principal. Atención a las llamadas de Dios.

Estamos satisfechos de la conducta del pequeño Lucas. Marcelino es sensible a la situación de los niños huérfanos.

8. REFLEXIONES PERSONALES

Marcelino es un hombre sensible a las necesidades de enfermos, ancianos desvalidos y niños huérfanos, y busca responder a estas necesidades. ¿Cómo respondemos hoy a llamadas similares?


Marcelino no actúa solo. Se siente comunidad con sus hermanos, y está dispuesto a colaborar con otros hombres y mujeres que buscan aliviar las carencias de los pobres. No tiene ninguna dificultad en asociarse a una mujer laica.