Carta de Champagnat

Carta de Champagnat

lunes, 23 de febrero de 2015

Padre de Hermanos (diciembre de 1838 a abril de 1839)


Han pasado casi 8 meses desde su regreso de París.  Las cartas de Marcelino escritas a partir del 5 de diciembre de 1938, y hasta el 27 de abril de 1839, mantienen una cierta unidad que hace posible comentarlas como un conjunto, con la clave ya señalada de la espiritualidad de Marcelino en ellas, a partir de su momento vital.
Me refiero al conjunto de cartas 233-250. Son 18 cartas de las cuales cinco tienen como destinatarios a párrocos o alcaldes y se refieren a la fundación de escuelas. Una se refiere a la formación de dos Hermanos en un Instituto para sordomudos. Cuatro están dirigidas a Obispos. Siete tienen como destinatarios a Hermanos, en particular, y una es dirigida como Circular a todos los Hermanos.
La introducción a las Cartas del H. Paul Sester resalta la crisis económica y política del momento. Las cartas pasivas permiten descubrir otros elementos importantes que pudieron afectar el camino espiritual de Marcelino en este periodo.
Hay cuatro que deseo mencionar:
La carta del H. Elías Regis, enviada desde Valparaíso, Chile, con fecha 1839-01-12. “El H.Elie-Régis, en viaje para las misiones, escribió esa carta cuando hizo  escala en Valparaíso, un mes después de haber llegado allí. Viajaba en compañía del P.Petit y del P.Epalle, del H.Marie-Agustin y del H.Florentin”. La carta le llegaría meses más tarde a Marcelino, pero señala la situación de 3 Hermanos misioneros en camino.
La carta de la Comunidad de Valbenoite, con fecha de 1839-01-12. Es una curiosa carta de la Comunidad de Hermanos que expresa a Marcelino su malestar con el Superior.
Y dos cartas sobre el mismo asunto. La del P. Juan Claudio Colin, Superior General de la Sociedad de María, escrita desde Belley, Ain, con fecha 1839-02-22, la estimo como una carta central para ayudar a descubrir el momento de Marcelino. Colin, de modo sorpresivo, le manda con su autoridad de Superior enviar Hermanos para ayudar a los Padres. Le regaña, y le aplica un penitencia por no obedecer. Le escribe:
Un Hermano al servicio de los sacerdotes de la Sociedad realiza un bien veinte veces mayor, en mi opinión, que si estuviera ocupado en una Comuna en donde, gracias a Dios, los medios para instruir a la juventud no faltan hoy. Pero Usted nunca ha acabado de entender este orden y este objetivo de la Sociedad. De cualquier manera, recibida mi carta, pasará Ud. tres días en régimen de retiro para humillarse ante Dios de haberse conformado tan mal a su divina voluntad, en algunos aspectos, y después, elegirá al Hermano o al novicio que juzgue ante Dios más indicado para realizar solo el viaje de Lyon a Burdeos…
Se añade la del Pbro. Juan Bautista Justio Chanut, S.M., escrita desde Verdalais, Gironde, el 1839-03-06. Con tono menos destemplado le pide tres Hermanos para Verdelais y le explica las tareas que cumplirían.
Apenas un mes después de recibir esta última, en carta al H. María Lorenzo del 8 de abril, Marcelino se hará eco de la situación, preparándose para enviar algunos Hermanos. Mencionará además con interés las misiones de Oceanía.
Estamos también rezando para recomendar las misiones de Oceanía, por los miembros de la Sociedad que allí están y por los que se disponen a ir. Estamos en vísperas de enviar Hermanos a Burdeos (C 249).
Los asuntos están, pues, centrados en la vida de los Hermanos y su misión. En particular, en su envío a misiones en Oceanía y su “resistencia” (¿!) a enviarlos al servicio de los Padres; en la vivencia de la fraternidad hacia el interior de las comunidad y el sentir de los hermanos. Estas serán sus preocupaciones más notables tal como se verá en las cartas activas.

Una carta al Sr Rendu

En ella (C 235, de diciembre) le solicita su apoyo para al admisión gratuita de dos Hermanos en el Instituto de sordomudos de París. Desde el 14 de marzo de 1938, ya menciona Marcelino su preocupación por formar Hermanos para la educación de sordomudos. Entonces mencionaba al H. Jubin. Ahora solicita de nuevo la admisión de dos Hermanos. Luego, en la carta 334 agradecerá a este mismo Sr. Rendu por haber favorecido la admisión de dos Hermanos en este Instituto.

Siete cartas sobre escuelas municipales

En este periodo parece ser que el asunto de nuevas fundaciones escolares pasa a un segundo plano (las escuelas marchan normal: “nada nuevo”, “todo sigue su marcha”, “todos los establecimientos continuan”, son las expresiones en las cartas a los Hermanos), para cobrar más relieve la realidad personal de los Hermanos, la relación fraterna en las comunidades y el sentido de la vocación de Hermano.
Hay tres cartas de los párrocos o sus vicarios solicitando Hermanos,  a los cuales Marcelino responde que no hay suficiente número de Hermanos para atender sus demandas. Pertenecen a tres deparatamentos: Isere, Allier y Loire.
A los Pbros. Benito Regis Héctor (vicario de Saint-Lattier, Isère; 1839-01-09; C 237), Santiago Federico Limport (párroco de Cosne-sur-l'oeil, Allier; 1839-02-17; C 243), y Juan Breuil (párroco de Boen-sur-lignon, Loire; 1839-04-27; C 250) escribe:
…inserta en nuestro registro con el número 10. En cuanto llegue su turno, nos apresuraremos a darle satisfacción… (C 237). Nos sería imposible actualmente proporcionarle Hermanos (C 243). Los establecimientos que ya tenemos prometidos no nos permiten darle Hermanos el año próximo, pero haremos cuanto podamos para proporcionárselos lo antes posible (250).  
Al  Pbro. Leonardo Gazel (parroco de Chambon-Feugerolles, Loire; 1839-02-26; C 245) le ofrece una respuesta más esperanzada. En ella se dejan entrever los criterios ya establecidos para la apertura de escuelas: se da prioridad para incluir a los municipios en las lista de fundaciones a aquellos que disponen de una dotación básica. Así se expresa en la carta a Gazel, al que se le hace una promesa más a corto plazo:
Su petición está inscrita con el número 3 de nuestro registro de establecimientos dotados, que hacemos siempre de preferencia. Su turno llegará, espero, este año por Todos los Santos.
“Sin embargo, a pesar de las promesas de fundación, el P.Champagnat no pudo establecer una escuela en Chambon. Será su sucesor, el H. Francisco, quien lo hará en 1852”.
Una situación diferente será la de una escuela en marcha. Al alcalde de St-Martin le exige el pago preciso para poder seguir en su escuela. El criterio se va definiendo: para abrir y manterner escuelas municipales se debe contar con el acuerdo y algún apoyo económico de los municipios. De diversas maneras se exige, en último término, tanto a párrocos como a alcaldes, una vivienda adecuada para los hermanos, y un salario básico. Al alcalde José Antonio Bethenod (Saint-Martin-la-Plaine, Loire; 1839-03-07; C 246) le pide un compromiso firme de pago a los hermanos: “asegurar a nuestros hermanos sus honorarios”.
Yo creo que el Sr. Cura le habrá informado ya de la situación en que se encuentran nuestros Hermanos en St.-Martin-la-Plaine. La paga mensual alcanza apenas a los dos tercios de su sueldo. En dos años ha habido 600 francos de déficit, más 400 francos de gastos de fundación que no han sido pagados, lo que suma 1,000 francos. El Sr. Cura nos ha declarado que le era imposible pagar esa cantidad y de asegurar a nuestros Hermanos sus honorarios. Por lo tanto me he tomado la libertad de dirigirle la presente para saber si podemos esperar alguna mejora. Pues nos es imposible continuar en la escuela de su municipio si, a su juicio, no halla usted algún modo de asegurar la paga de nuestros Hermanos.
De la correspondencia con las diócesis en estos meses en estudio se conservan 4 cartas, dos de las cuales se refieren a esta misma situación de fundación de escuelas.
A dos obispos que interceden por la fundación de escuelas en parroquias de sus diócesis les responde haciéndoles esperar… o exigiendo uncompromiso mayor. Les escribe con más detalle que a los presbíteros, explicando su respuesta.
“El P. Champagnat había respondido al Párroco de Nantua, Pbro. Debelay, con la carta clasificada hoy con el número 189. No satisfecho de esa respuesta, el párroco acudió a su obispo, Mons. Devie, para pedir su apoyo”.
Y Marcelino responde a Mons. Alejandro Raimundo Devie (obispo de Belley, Ain; 1839-01-20; C 239) señalando las condiciones que se pide para las fundaciones: Apoyo de las autoridades municipales, o creación de una escuela gratuita por el párroco.
El establecimiento de Nantua que Su Excelencia ha tenido a bien recomendarnos presenta dificultades que nos sería actualmente imposible vencer a no ser que el Sr. Cura fundase una escuela gratuita... La autoridad civil no se pronuncia a favor de un establecimiento de Hermanos… Si el Sr. Cura de Nantua puede realizar nuestra solicitud, enviaremos con sumo grado a nuestros Hermanos...
A Mons. José Bernet (arzobispo D'aix-en-Provence, Bouches du Rhône; 1839-01-23, C 241) le escribe:
…he prometido para el año próximo Hermanos a varios ayuntamientos que los habían solicitado hace tiempo y que han efectuado grandes gastos para recibirlos. Mi palabra está dada y es preciso que sea fiel a ella, sobre todo que las peticiones están apoyadas por la autoridad episcopal. Así es que permita que me arroje a los pies de Su Excelencia para suplicarle humildemente que tenga a bien armarse de paciencia por un corto tiempo más. Me apresuro a inscribir su petición, muy resuelto a cumplirla lo antes posible…
El momento no es de nuevas fundaciones. Hay pocos Hermanos. Se han enviado 3 a misiones. Los Padres maristas también solicitan Hermanos. Muchos municipios también lo hacen. Las respuestas a los que solicitan es la espera. Y los que no cumplen con las condiciones, el aviso de posible cierre.

lunes, 9 de febrero de 2015

Camino espiritual de Marcelino


Estas cargas influyen en el ánimo de Marcelino, y así aparecen diversos sentimientos y experiencias espirituales: 
1)      Ausencia de deseos. Ninguno distinto al de conseguir la autorización.
No suspiro, no deseo, sólo pido eso…  Nada me satisface, nada me gusta, sino lo que puede contribuir al éxito de lo que me preocupa (22-03).
2)      Recurrencia de la idea de la muerte, hasta tal punto que llega a pensar en la muerte en París.
Encomiende a las oraciones de la comunidad a mi hermano. De diez que éramos ya soy el único que queda, creo que mi turno no está lejos (24-02). Si es para mayor gloria de Dios que yo muera en París, hágase su santa voluntad y no la mía (7-03). ¿Tardaremos mucho en seguirle a la tumba? El momento está señalado, usted no lo sabe, yo también lo ignoro… (16-03).
3)      Confianza en Dios.  
Una serie de expresiones tradicionales de confianza en Dios, en María, y en el poder de la oración, aparecen en las cartas:
Continúen encomendando intensamente nuestro proyecto al Señor y  a su Santa Madre (25-1). Contamos con las fervorosas oraciones que se ofrecen. María, nuestra Buena Madre, nos ayudará (4-2). Ella (la Santísima Virgen) se verá obligada  a protegernos, a obtenernos lo que con tanta razón deseamos (24-2). Dios no niega nada a la oración fervorosa y perseverante (15-3). Recen por mí y por el buen resultado de mi empresa (16-3). Qué no obtendrá la oración fervorosa y perseverante (18-3).
Pero la fe de Marcelino no es tan sencilla y confiada en estos momentos de dificultad. Esta confianza pasa por la prueba de la soledad y el exilio, para culminar en abandono. 
4)      Experiencia de soledad.
Aquí me quedo solo soñando, pero, ¿qué digo?, nunca estamos solos, si estamos con Dios (7-03). Me encuentro más solo en el centro de París que en el Hermitage… Si Dios lo quisiera, me agradaría muchísimo vivir en soledad (18-03).
Aquí se trata de una experiencia de soledad. En la biografía de Furet, se releerá esto como ambiente para el encuentro con Dios, y así se ha transmitido generalmente en la formación de los Hermanos. Pero aquí, en esta carta, se trata de algo diferente, de la ausencia de compañía; es por eso que rápidamente se ve urgido a corregir Marcelino, con dos argumentos: a) indicando paradojalmente que Dios está con él, como Dios-ausente-presente; y b) aceptándolo condicionalmente: si esa es la voluntad de Dios, viviré la soledad. Este último se convertirá en argumento central y predominará en su lucha interior, en su camino místico: que se haga según el querer de Dios.
5)      Experiencia de exilio: inquietud y anhelo de Dios.
Bendito sea Dios. No cesaré de decir ahora más que nunca: Junto a los canales de Babilonia. Debería estar más bien contento en mi situación, con poco trabajo y bien de salud… Una vez más, bendito sea Dios (12-03).
Esta carta del 12 de marzo puede representar una inflexión en su experiencia espiritual. Debería estar contento…. Pero ¡no lo está! La mención del salmo 136, hallándose lejos de su querido terruño, en un París ajeno y hostil, evoca la experiencia espiritual de exilio, con un deseo fuerte de retorno, que aparece también una y otra vez en estas cartas.  
¿Cuándo marcharé de París? ¡Ay! No lo sé. Cuando Dios quiera (7-3). En París el tiempo se me hace eterno (15-03). ...se me hace largo (16-03). …el tiempo me parece largo porque no estoy con ustedes (18-03). ¡Qué inquietud para mí! ¿Mi estancia en París aún será muy larga? ¡ay! No lo sé (18-03).
Allí no está Dios tan evidente. Tiene que increpar a su propio ánimo para descubrir allí a Dios, para no olvidarlo. Eso dice el salmo con aquello de “que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti”, y eso expresa Marcelino cuando se refiere a su soledad, y debe corregir haciéndose consciente de la presencia escondida de Dios (7-3). Y hasta el lloró de los exiliados se actualiza plásticamente en los ayes de Marcelino (7-3; 18-3). Tal vez los últimos años de Marcelino estuvieron más marcados por el Junto a los Canales de Babilonia… (S 136) que por el Si el Señor no construye…. (S 127) tan presente en los años anteriores[1]
6)      La lucha interior de Marcelino: abandono y mística.[2]
El abandono no se da sin combate. En una lectura atenta se aprecia la lucha interior que vive el hombre. Ésta se ve reflejada con claridad en varias expresiones contradictorias. Por un lado están sus sentimientos; por otro su experiencia de fe. Aunque muchos de estos sentimientos aparecen recogidos en lo que precede, es interesante presentar una tabla a dos columnas con aquellas expresiones que aparecen en la misma carta, e incluso en la misma frase, y que muestran más a las claras la tensión interior que vive.

  
Sentimientos
Experiencia de fe

Soledad 

Aquí me quedo solo soñando,

pero, ¿qué digo?, nunca estamos solos, si estamos con Dios (7-03).
Estar con Dios
Deseo de retorno 
¿Cuándo marcharé de París? ¡Ay! No lo sé.
Cuando Dios quiera. Si es para mayor gloria de Dios que yo muera en París, hágase su santa voluntad y no la mía (7-03).
Voluntad y gloria de Dios
Trámites largos 

Los trámites no se han terminado y es posible que aún esté aquí por las fiestas de Pascua.
Con la ayuda de Dios, espero conseguir mis objetivos. Si Dios lo quisiera me quedaría el resto de mis días (16-03)
Ayuda de Dios
Querer de Dios
Soledad 

Me encuentro más solo en el centro de París que en el Hermitage…
Si Dios lo quisiera, me agradaría muchísimo vivir en soledad (18-03).
Querer de Dios
Molestias
…sigo en París  viendo, visitando a unos y a otros sin adivinar el final de mis molestas correrías…
Pese a todo estoy firmemente convencido, muy querido hermano, que será lo que Dios quiera, ni más ni menos (24-03).
Querer de Dios

Frente a la experiencia de soledad, de lentitud agobiante, molestias y retardo en los trámites, y deseo de regresar al Hermitage, la fe de Marcelino se afianza por un lado en la compañía de Dios (estamos con él), en la esperanza en su ayuda y en la de María para conseguir lo que  persigue  y, por otro,  en el convencimiento firme –no sin lucha- de que todo se hará en última instancia según el querer de Dios.
Algunos puntos importantes faltarían por comentar más en detalle, como las cartas ya mencionadas a los Hermanos Hilaryon y Antonio; o la carta a su cuñada. Faltaría una presentación más sistemática de la relación tan clara como pragmática que aparece en estas cartas entre los trámites de autorización del Instituto y la exención de los Hermanos del servicio militar.
Así mismo son de hacer notar los saludos afectuosos a los Hermanos y las expresiones que brotan de su corazón (abrazo, queridos, servidor y padre); y la mención repetida de los Sagrados Corazones de Jesús y María. Y hasta un poco de jovialidad, en medio de las fatigas: no les pido oraciones, me las deben (15-3), que recuerda aquello de Pablo en la carta a Filemón…
Pero creo que estos apuntes bastarán para señalar una línea de investigación no suficientemente desarrollada. Creo descubrir unas pistas para la mejor comprensión del final de la vida de Marcelino. Su agotamiento y su entrega al proyecto de los hermanos, su previsión del cercano final, su soledad (pero más allá, su deseo de ser fiel a la voluntad de Dios), y la experiencia de delegación del gobierno en Hermanos que fue preparando para ello. Y creo también encontrar algunas huellas del derrotero espiritual de este hombre de Dios que aún hoy inspira nuestro seguimiento de Jesús.





[1] MESONERO, 135-138, estudia el Nisi Dominus como “fórmula oracional de abandono” en San Marcelino. Siendo importantes sus aportes, sin embargo, para estos años finales habrá que matizar. No comparto su afirmación en la que comenta los meses de Marcelino en París: “los contratiempos se asimilan a una quietud que parece inquebrantable” (143). La estancia se vuelve, muy al contrario, un terrible exilio; está llena de agitación y lucha, y marcada por las correrías y visitas que le generan gran inquietud, según se ve claramente en las cartas citadas.
[2] MESONERO, 133-135. Muy clarificadoras sus precisiones sobre los términos abandono (dar la primacía a la voluntad de Dios) y mística (abandono como estado de vida) para abordar el tema, por lo que yo me las ahorro.

lunes, 2 de febrero de 2015

Otras dificultades de Marcelino Champagnat en París


3)      Asuntos de gobierno. Varios asuntos de los que ha dejado al cargo al H. Francisco están sin solucionar y le preocupa la dirección que vayan tomando. Algunos de estos asuntos no son tan graves, pero es importante tomar conciencia de todos ellos, pues iban sumando cargas a Marcelino en sus días parisinos: 
a)     Envíos y recibos de Prospectos, Regla y Breviario:
He recibido… los Prospectos que nos ha enviado… pídale (al alcalde de Lavalla) que nos traiga uno o dos ejemplares de la Regla y del Principio… (4-02) …pídale (al Sr. Ginot) que me traiga un breviario pars verna, el que he terminado, con un ejemplar de la Regla (24-02) …he recibido los tres ejemplares de la Regla… (7-03).  Por el mismo medio que me envió la Regla, envíeme un breviario pars verna (12-03). He recibido todo lo que entregó al Sr. Ginot para mí (22-03).
b)      Compras de litografía, copón, libros para escuelas, vino, estampas… Unas las realiza en París y otras encarga las hagan desde el Hermitage, o consulta sobre su conveniencia:
Les he pedido (a los Hermanos de las Escuelas Cristianas)  que nos proporcionen sus libros de clase al mismo precio que se los dan a sus escuelas… Estudien estos precios, para ver si convienen… (4-02). Le pregunté si el precio de los Hermanos era o no conveniente: quería saber qué piensa usted de esto…  Tal vez compre una litografía. Ya he comprado un copón muy hermoso. Es parte de lo que habíamos prometido a la Santísima Virgen… (24-02). He comprado una litografía con la que trabaja el H. Jubin. Cuesta 400… he comprado estampas, puntos buenos, etc… he comprado un copón muy bonito… el Sr. Vieno cuenta con que le compremos un centenar de barriles de su vino. Que el H. Stanislas vaya a Lyon y comprometa al Sr. Vieno  a llevárnoslo a Perrache. Es preciso, como verá, no perder esto de vista (7-03).
c)     Asuntos laborales y trabajos pendientes. Se mencionan un albañil, un carpintero, un granjero, entre otros. Llama la atención el caso del granjero que supuso un dolor de cabeza para el H. Francisco, a juzgar por los detalles de su caso en estas cartas.
¿El granjero se decide a marchar, pura y sencillamente? …¿Poncet ha cortado mucha roca? (04-02). El granjero debe marcharse: con gusto le podría alquilar un trozo de prado y de tierra, si ofrece un precio razonable, pero su salida debe ser  incondicional… No hay que llamar a más obreros para la roca (24-02). Usted conoce las normas del código. Yo no me aclaro mucho con las leyes. Si el granjero se queda todavía un año, se quedara luego  dos, a pesar nuestro.  Si el Sr. Finas no quiere actuar, hay que recordarle lo que me prometió… (7-03). Sobre el granjero… si no tiene derecho a vender el heno, menos aún podrá vender el estiércol. Por lo demás vaya a ver el juez de paz, si el Sr. Fina o algún otro no quiere intervenir… Diga al H. Stanislas que mande hacer a Phillipe asientos para el dormitorio y alguna mesa pequeña para las habitaciones…a Lachal hay que darle lo que le da su dueño, por lo menos… (22-03)
d)     Situaciones de hermanos y escuelas, entre ellas: los asuntos de exención militar y autorizaciones de enseñanza, la escuela de Semur con párroco nuevo y las futuras aperturas de escuelas, algunos cambios de Hermanos y actividades particulares, un hermano muy enfermo, acompañamiento pastoral de los HH. Antonio e Hilarion, y las comunidades cercanas, etc.  
Sobre el H. Adjunteur… Haga cuanto pueda para ayudarle a tener una santa muerte: dígale que no lo olvido (4-02).
Ya que el viaje del H. Cassien ha tenido un buen resultado en Millery, envíelo a pasar unos ocho días a Valbenoite y a Neuville. Exprésele mi gran satisfacción… (4-02) Apruebo sin reserva los viajes del H. Cassien (24-2).
No me dice si el H. Pie ha sido cambiado… (4-02). De ninguna de las maneras puede cambiar al H. Alipius; si por el momento no le puede enviar otro, que el H. Gonzague tenga paciencia. No recuerdo quien es el que usted le envío. Haga lo que pueda, pero sin sacar al H. Alipius de Charlieu (7-3). Voy a enviar al H. Jubin a la escuela mutua de sordomudos. Cuando pueda, pienso ir yo también (12-03). El H. Marie-Jubin va a aprender a llevar sordomudos y continuará aprendiendo a litografiar (14-03).
Envíeme el compromiso decenal del H. Martin y de los demás… (4-02). El rector de la Universidad no ha querido poner el visado sin el compromiso… (24-02). Sobre el asunto del H. Theodore… ya había hecho alguna gestión, pero totalmente infructuosa… él mismo podría hacerse declarar inútil en su regimiento… (24-02). Aún no sé nada sobre los compromisos. Se los he remitido al Sr. Baude (14-03).
No podemos dejar al H. Cyprien sin hacerlo autorizar. Creo que habría que hacerlo en Tarentaise y sin tardar, o incluso en Lavalla, si eso fuera imposible… Creo que la autorización del H. Cyprien tendrá menos dificultades en Tarentaise. Tendremos así más libertad para disponer de él… No es necesario que el vaya para eso, con tal de que tenga usted su diploma (15-03).  
Nos insisten muchísimo para abrir una escuela en St. Paul… Estoy casi decidido a ir… (4-02). Promesas para nuevas escuelas, ya hemos hecho demasiadas; obtengamos de una vez la autorización, luego veremos lo que podemos prometer (7-03). Nunca se habló de un tercer Hermano… comprenderá usted, señor y dignísimo Pastor, que nos sería absolutamente imposible rebajar nada (14-03). He recibido una carta del H. Cyprien y del Sr. Párroco. Le envío adjunta la copia… Que el H. Jean Baptiste, si puede prescindir de él una semana, vaya y vea, de paso, las escuelas de Perreux y Charlieu… Con referencia a Semur, desde el momento en que ponen dificultades para cumplir las condiciones, no podemos comprometer al H. Cyprien. Vea rápidamente cuales son las medidas necesarias (15-03). 
La mayor parte de estos textos provienen de cartas dirigidas al H. Francisco, pero al tratarse de la situación de comunidades y hermanos, hay que agregar la ya mencionada al párroco de Semur y, de un modo muy particular las cartas sobresalientes a los HH. Hylarion y Antonio, en las que se descubre un sentido muy agudo de acompañamiento pastoral. No tienen un finalidad pragmática inmediata, sino la de acompañar a estos hermanos y velar por las comunidades a las que pertenecen y por las cercanas a ellos. Las dos cartas son una joya y bien ameritan estudios diferenciados como los que ya se habrán hecho; tan sólo indico que también estas comunidades y hermanos son parte de las preocupaciones que Marcelino lleva en París. 
No lo olvido ni a usted ni a los demás. Dígale al Hermano Maurice cuánto lo aprecio, a él y a sus colaboradores… No olvide a los Hermanos de St. Sauver… Trate de ver cuanto antes a los Hermanos de Bourg-Argental… (18-03).
A Dios, mi querido amigo, a Dios mi querido Theodose, Henri-Marie y el querido cocinero… Sírvase comunicarlos a los Hermanos de Mornant y de St. Symphorien (24-03). 
e)      Informe diario de escuelas y comunidades de lo transcurrido en su ausencia que solicita a los hermanos encargados. En la última carta de este grupo (de fecha 12-04), poco antes de su regreso, le señala con detalle al H. Francisco cómo espera recibir los informes de hermanos y comunidades, las actividades diarias, y los informes económicos. Para ello espera principalmente los informes de los responsables.

Llama la atención la responsabilidad que Marcelino asigna al H. Francisco en quien delega, entre otras cosas, algunos cambios de destino de Hermanos, a quien consulta sobre asuntos económicos, y a quien reconoce su mejor conocimiento de las leyes. En todo caso se nota que Marcelino se preocupa por dejar un gobierno colegiado, en el que los H. Stanislas, Jean Baptiste y Jean Marie, comparten la responsabilidad de gobierno, y además se les pide consultar con algunos Padres si se presentaran situaciones difíciles de resolver. Estos tres hermanos son mencionados con cierta frecuencia en las cartas al H. Francisco (25-01; 4-2; 24-2; 13-3; 12-4). El P. Matricon es nombrado como referencia principal del que recibir consejo, pero también se mencionan los Padres Terraillon y Besson  (Cartas del 25-1; 4-2; 24-2; 7-3). 
2)      ¿Dificultades de salud? El tema de la salud aparece con frecuencia en las cartas. Y aunque Marcelino dice que es buena, queda la duda, sobre todo porque llega a pensar en su muerte en París, como se verá más adelante.
Tengo muy buena salud (24-2). Sigo estando bien (22-3). Mi salud va muy bien en París (24-3). Mi salud sigue siendo buena (12-04).
Aunque, en general, dice que se siente bien de salud, hace sin embargo mención del frío, según ya se ha hecho ver, y de su estómago. Además, ya le empieza a fallar la memoria. Y en un par de ocasiones le hace ver esto al H. Francisco.
Se me olvida algo que le quería decir (24-02). Me olvido de muchas cosas (13-03). Apenas he tenido molestias de estómago (12-04).
El H. Jean Baptiste Furet en cuatro párrafos describe la situación de la salud de Marcelino para esta época: dolores de costado que le impiden hacer esfuerzos físicos, gastritis y vómitos, más las secuelas de la enfermedad de 1825. Y concluye:
Las fatigosas caminatas por París y los desengaños de todo tipo que allí tuvo que soportar, terminaron por minar su organismo y agotar las pocas fuerzas que le quedaban de modo que a su regreso no era difícil adivinar que no llegaría muy lejos (p. 223, edición Bicentenario).
3)      Dificultades familiares. Muere su último hermano. Ya sólo queda él. También muere en estas fechas un hermano del H. Francisco.
Encomiende a las oraciones de la comunidad a mi hermano. De diez que éramos ya soy el único que queda, creo que mi turno no está lejos (24-02). Comparto intensamente el dolor que ha podido causarle la muerte de su hermano (12-04).
Y además de estas breves menciones, una carta completa la dirige a su cuñada para darle consuelo. Comienza así:
Siento mucho no haber podido ir junto a mi pobre hermano durante su enfermedad… (6-03).
4)      Distanciamiento de la política parisina, a pesar de ser tiempos de calma. Parece que con las visitas particulares a los Diputados ya tiene bastante.

Por lo que se refiere a los asuntos políticos, los ignoro como si estuviera a cien leguas. He ido una vez a la Cámara de Diputados, no tengo ganas de volver (24-02).