Carta de Champagnat

Carta de Champagnat

lunes, 20 de abril de 2015

Desde la pasión misionera (d)

Los valores y actitudes manifestados por Marcelino

Los valores más resaltantes que vive Marcelino y aparecen en estas cartas son:
1)      Unión y entendimiento, cooperación y comunión de ideas.
Busca mediación en conflictos, cooperación y comunión de ideas con obispos y vicarios, párrocos y hermanos:
Llegar a un acuerdo con estos señores (C 290) …colaborar juntos en esta obra que usted ya dirige con tanto celo  (C 285) …acuerdo que debe cimentar y asegurar esta unión (C 278) …deseo mucho ponerme de acuerdo con usted (C 281) …unión entre hermano director y su adjunto (C 281) …me remito a su buen entendimiento (C 299) Estamos enteramente dispuestos a cooperar con su celo, Rvdma. para  tan importante obra de instrucción religiosa de sus queridos niños (C 296).
La carta 301 es un ejemplo sobresaliente en el que a esta comunión se unen la motivación al diálogo entre el clero, el esfuerzo por buscar una mejor solución, y la practicidad y viabilidad de la misma.
El está de acuerdo con mi parecer..... Siguiendo el consejo del  Padre Cattet... la mejor situación para la escuela es colocarla en Villevert, al alcance de los dos municipios... les invito a procurar unir los recursos de los dos municipios para que la escuela pueda tener dos Hermanos... De esta manera, habrá un número suficiente de alumnos para ocupar a los dos Hermanos y el establecimiento podrá sustentarse y progresar.
Esta comunión pasa por expresar las diferencias y los sentimientos que éstas producen, pasa por la necesaria aclaratorita, y hasta por la disposición a cambiar de parecer o la amonestación  a los hermanos:
…nos ha extrañado …me molesta (C 299) …las funciones del hermanos (C 307)
La comunión pasa también por el discernimiento y la verdad, y hasta por aceptar la necesidad de asumir la aventura y el riesgo… Este ejercicio de discernimiento cobra relieve en la carta 305 al obispo Devie, ya comentada con anterioridad.
2)      Respeto y agradecimiento, educación, consideración y reconocimiento.
A Mazelier le escribe:
Usted nos presta grandes servicios y yo quisiera por el mundo entero serle de alguna utilidad (C 275).…observaciones en gratitud… gratitud de hermano (C 282).
A varios sacerdotes les agradece por el apoyo  a sus hermanos:
…agradecerle de nuevo (C 277) …demostrarle el profundo respeto (C 280) …gratitud y respeto (C 286).
A los obispos dice:
Tomamos en especial consideración el pedido que V. Rvdma. tiene la gentileza de hacernos en favor de una parroquia de la diócesis de Châlons (C 296) ...osamos suplicar a V. Rvdma....; El  Señor Obispo hará la gentileza… Con el permiso del Señor Obispo... (C 297) La Sociedad de María le debe demás, tanto que estamos dispuestos a hacer todo, a arriesgarlo todo para probar a V. Excia. con qué respeto... (C 305)
Y a un alcalde:
...a presentarle personalmente el homenaje del profundo respeto y de la más perfecta gratitud... (C 303)
3)      Caridad y justicia: la vida primero.
tengan la generosidad suficiente (C 287) en su generosidad no dejará de encontrar remedio (C 289) Usted sabe que además de los gastos de fundación de un Hermano, que no han sido pagados, el sueldo anual todavía no se ha pagado por completo…  para poder hacer el bien hay que poder vivir (C 291) …se nos impone como obligación mandar para la diócesis que nos ofrece tales establecimientos un número de Hermanos proporcional al de candidatos provenientes de dicha diócesis (C 296). Osamos suplicar el favor de conseguirnos del señor Obispo, para La Côte-Saint-André, la misma cosa que tenemos en todas las localidades donde nuestros Hermanos son llamados a trabajar (C 297) En salario de hermanos (C 306).
4)      Osadía final
No se quedó Marcelino postrado en su enfermedad y en su decepción tras el fracaso de sus diligencias en París para la aprobación legal del Instituto. Al contrario, en esta etapa resurge con vigor apostando a la novedad. Y aún tiene osadía para discernir la apertura de noviciados en las diócesis y efectivamente abrir uno (C 278, 296 y 305), para la fundación y sostenimiento de orfelinatos (C 306 y 281) y para intentar la apertura de una pequeña escuela, con diseño casi experimental (C 301 y 302).

La presencia de Dios y María

Se ahorra en estas cartas las despedidas comunes a los hermanos en las que los corazones de Jesús y María están tan presentes. Nada de eso aparece en ellas. Aunque apunta al contenido principal que quiere transmitir, no deja de enviar algún que otro mensaje de fe.
Alaba el celo por la gloria de Dios y salvación de las almas que percibe en los demás (C 292, por dos ocasiones). Y es mencionado el Dios Providente que envía vocaciones y da fuerzas para perseverar (C 276 y 299). Acude al Señor que da los medios (C 285), e invita a acoger al Dios que exige sacrificios y recompensa (C 289).
Implora la ayuda de María (C 293), buena madre (C 278) y Santísima Virgen a quien recurrir (C 275).

Fuerza dialéctica

A pesar de su delicada salud, Marcelino se mantiene aún en un momento de lucidez y fuerza de convencimiento. Especialmente relevantes en este sentido son las cartas 278, 287, 293, 294, 297, 301, 302 y 306. Las cartas relativas al orfelinato, y las cartas a las diócesis donde se argumenta acerca de los noviciados, y la carta de la escuela común en Villevert,  ofrecen buenos puntos argumentativos para su causa. Marcelino no está derrotado en la vida. Sigue confiando en Dios, y se muestra luchador. La carta al obispo Devie es una joya en la fineza de debate, en la que no deja de percibirse cierta ironía.

Conclusión

Después de la “crisis” vivida en su estadía en París, y tras un tiempo de especial preocupación por la vida particular de los Hermanos, se presenta este periodo como un momento de entrega a la acción apostólica, de mayor preocupación por las escuelas y por el futuro de la asociación de los Hermanos, una etapa importante de impulso misionero. El Dios Providente y la Buena Madre son los indicativos de una espiritualidad serenada frente a los vaivenes de la historia; el Dios fuerte que mantiene en la perseverancia y en la lucha histórica sin eximirse de las responsabilidades. Serenidad, fuerza en la debilidad e ímpetu misionero son el tenor predominante de estos dos meses.
Queda la duda[1] del papel que jugaron sus secretarios y especialmente el H. Francisco en la redacción de las cartas de este periodo de su vida  aunque los viajes y visitas realizadas bien avalan lo que aflora en los escritos. En particular, pienso que aún tuvo mucho qué decir Marcelino en estos documentos que se nos han trasmitidos como suyos, y que muestran un alto grado de coherencia con sus anteriores etapas de vida y con sus acciones presentes.




[1] Duda que arroja el H. Paul Sester con aquello de “a partir de 1840, si no es mucho antes”; p. 540; y que de confirmarse en algo modificaria las conclusiones presentes, que damos por válidas al menos con carácter de provisionalidad. Es de advertir que 30 de estas cartas están en la Minuta; y de tres de ellas se conservan los envíos, las dos a Mazelier (una autógrafa) y la del Sr. Dugas, de Saint Chamond.

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