Dos cartas
al obispo Trousset: apertura de noviciado
Al Obispo de Autun, Saône-et-Loire, Mons. Benigno Trousset D'hericourt (1839-01-07;
C 236) le escribe acerca del establecimento
que solicita. Sin embargo, tratándose de la apertura de un noviciado, Marcelino
apresurará su apertura. La dificultad mayor estriba en el número de Hermanos
disponibles.
Los establecimientos que podemos ocupar el año que
viene están ya prometidos en firme de acuerdo con el número de Hermanos
disponibles. Pero su honorable petición tendrá siempre el primer lugar entre
las que tendremos que atender para Todos los Santos en 1840. Durante este
intervalo me ocuparé con el Sr. Superior General de los Padres Maristas a fin
de que en esta época pueda disponer de un sacerdote para la dirección
espiritual de su establecimiento.
Al
poco tiempo el Obispo de Autun, responde a esta carta del P.Fundador
indicándole la existencia de jóvenes aspirantes a la vida marista. Esta nueva
situación es una razón convincente para replantear las cosas. El 1839-01-21 (C 240) Marcelino le señala:
Acepto con gusto la feliz idea que me facilita el
medio de secundar incesantemente los puntos de vista de Su Excelencia enviando
un Hermano más al establecimiento de Sémur, si usted encuentra un local
conveniente para recibir provisionalmente a los postulantes que se presentan.
El Hermano se dirigirá allí en cuanto Su Excelencia lo juzgue a propósito.
Marcelino favorece la fundación de
las escuelas en las diócesis cuando descubre en los obispos el apoyo y acompañamineto
a las vocaciones de Hermanos en ellas. Del planteamiento parroquial se
trascenderá a una propuesta diocesana, según se verá con más claridad en las
cartas escritas unos meses más tarde. En
el mes de dicembre de 1939 se instalará un noviciado en esta diócesis.
La Circular
Entre las cartas de este período
destaca una Circular a los Hermanos (1839-01-13; C 238). El escrito mantiene la
cordialidad que acostumbra Marcelino en el trato con sus hermanos. Resalta en ella
el sentimiento de gratitud hacia los Hermanos y hacia Dios.
Lo que ustedes desean no es lo que uno se esfuerza por
expresar en estos casos por un cúmulo de palabras; son ventajas de una
categoría muy superior. En la Sociedad de Hermanos de María ¿qué es lo que no
hemos recibido? Sin perder de vista el pasado, veamos si no hemos recibido ya
el céntuplo prometido. ¿De qué sentimientos de acción de gracias no hemos,
pues, de estar penetrados?
Para
expresar la gratitud señala como primeros modelos a María y San José.
Ocho cartas
personales a Hermanos
Pero más aún resalta en estos meses
el número de cartas personales dirigidas a Hermanos. El hecho puede indicar una
pista para entrever el corazón de Marcelino, la preocupación fuerte del
momento, e intentar tomar el pulso a su derrotero espiritual.
Todas comienzan de modo cercano y
afectivo: muy querido, mi muy querido Hermano. En seis de ellas repite el “muy
querido” al final de la carta. A tres Hermanos los menciona con su nombre:
Avit, Dominique, María Lorenzo.
Todas terminan con la mención de los
Sagrados Corazones de Jesús y María (5 veces), Jesús y María (2) o los Sagrados
Corazones (1).
En siete de ellas Marcelino se
coloca a disposición de los Hermanos, como afectísimo servidor, humilde
servidor, seguro servidor, su afectísimo, todo suyo o todo para todos…
Resaltan los sentimientos de
gratitud por la salud de un hermano (C 232), de alegría (estoy muy contento)
por la obtención de un certificado (C 233), por los muchos niños que tiene otro
(estoy encantado, C 242), o de “gran placer” o de “compasión” por el sencillo
compartir del Hermano (CC 245, 249), de alabanza a Jesús y María por los
numerosos novicios (C 233), de consuelo y agradecimeinto a Dios por sus bendiciones (234). En tres
cartas hace referencia al abundante número de novicios (CC 233, 234, 249).
Tras leer estas expresiones de las
cartas personales cobra mayor fuerza el primer párrafo de la Circular señalada
con anterioridad:
Siento una gran satisfacción en derramar en vuestros
corazones el afecto que inunda el mío. Anhelo muy sinceramente que las gracias
del Señor se expandan siempre con nueva abundancia sobre cada uno de ustedes.
Les agradezco el señalado cariño que me demuestran. ¿Cómo podré hacerles sentir
mi justa gratitud hacia ustedes en estas circunstancias?
Marcelino respira agradecimiento a
Dios por la vida y misión de los Hermanos y por el cariño que las comunidades le
han manifestado. A fin de año le enviaron mensajes de gratitud y bendiciones
para el nuevo año.
Su rol de Padre se hace sentir en
estas cartas como el de un sabio acompañante espiritual. A dos Hermanos les
orienta sobre la frecuencia con que deben recibir el sacramento de la comunión
(C 247, 248). A otros dos los anima asegurándoles que los encomienda cada vez
que sube al altar (CC 244, 249). A dos les indica la santa presencia de Dios
como medio para alcanzar la virtud, la santificación o la perseverancia (CC 244,
247).
Acudir a Jesús y María como su
recurso (C 248), poniendo en ellos su confianza (C 234), o contando con su
auxilio (233) es otra orientación que dispensará a los Hermanos. Junto a la
invitación a la oración para obtener su ayuda (CC 234, 242, 244, 248, 249). María
es evocada como nuestra Madre común (C 242), refugio y buena madre (C 249),
recurso (C 248) y auxilio (CC 232, 242).
Agrega Marcelino que “el pensamiento
de la muerte y de la pasión de Jesucristo es un excelente medio para rechazar
todo pensamiento ajeno y contrario a la amable virtud” (C 247). Y a otro
Hermano consuela indicándole que “todo irá para Gloria de Dios y para la
salvación de las almas” (C 234). A uno le señala: “Que su santa voluntad sea el
primer móvil de todas sus acciones” (C 244). A uno más le pide que “siga orando
y haciendo orar” para obtener la “ayuda que esperamos para los pobres de la
escuela”. (C 234)
No hace Marcelino sino reflejar lo
que han sido para él las claves de su camino espiritual: la presencia de Dios;
la oración; la protección y auxilio de María, buena madre; la confianza en que
todo será para la gloria de Dios; el deseo de cumplir su santa voluntad.
Contrasta este tono de las cartas
enviadas con la recibida del P. Colin con aquello de que “se conforma tan mal
con su divina voluntad”. Escrita un día antes de la que él escribió al H. Basin
(C 244): “que su santa voluntad sea el primer móvil de todas sus acciones”.
Conclusión
Estas podrían ser algunas claves
para intuir el clima espiritual de Marcelino en estos meses:
1) Agradecimiento a Dios y a María por el número de
novicios, por la marcha de las escuelas, y por el cariño recibido de los
Hermanos.
2) Deseo de ser un buen Padre, acompañante de sus
Hermanos en el sendero espiritual. Acompañamineto y oración por los enfermos.
3) Discernimiento interior acerca de la voluntad de Dios
sobre la vocación de los Hermanos (principalmente en relación a la solicitud de
los Padres). Oración por los Hermanos misioneros.
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