Prosiguiendo con la estrategia de
comentar las cartas de Marcelino por bloques temporales que hagan referencia a
periodos de su vida relativamente fáciles de delimitar, para este comentario me
referiré a las Cartas de Marcelino escritas desde el 6-10 al 4-12 de 1939,
entre el retiro con los Hermanos y la inauguración del Noviciado de Vauban. De
este período de apenas dos meses se conservan 33 cartas, editadas con la
numeración desde la 275 a la 307. El ritmo epistolar es intenso, como también
lo son las últimas actividades desarrolladas por Champagnat de visitas y
viajes. Son dos meses a los que Juan Bautista Furet dedica cierto detalle en 4
páginas de su Vida[1]. Después de esto Marcelino cambiará totalmente su ritmo
vital, recluyéndose en el Hermitage, enfermo en extremo.
Las situaciones vividas
Los acontecimientos y situaciones
principales por las que pasó Marcelino fueron las que siguen:
1) Comienza con el retiro en el Hermitage.
Deja constancia del mismo en su
carta a Mazalier el 6-10: “Estamos en pleno retiro. Es muy numeroso.
Encomiéndelo a sus oraciones y a las de sus Hermanos” (C 276). El 12, día de
clausura del retiro, en presencia del Padre Colin, se escoge al H. Francisco
como Director General del Instituto, y a los Hermanos Luis María y Juan Bautista
como Asistentes.
2) Al concluir el retiro crecen las preocupaciones.
Aunque el H. Francisco es Director
General no hay mayor variación en sus responsabilidades. En primer lugar se
trata de los destinos de los Hermanos, de su “marcha” tras el retiro y del
inicio de clases. Que esto supone una preocupación lo hace ver la carta al P.
Touzet: “Las preocupaciones de los destinos y la marcha de los hermanos no me
han permitido…” (C 285, del 22-10). A esto se une su situación delicada de
salud. De hecho, deja el viaje planificado al Puy por sentirse con “una
indisposición bastante grave unida a la multitud de preocupaciones que me
procuran los destinos…” (C 281).
3) Retiro en La Cote-Saint-André
Sin embargo, a pesar de esta
indisposición, aunque dejando pasar el mes de octubre, Marcelino desarrollará
una intensa actividad. Un testimonio personal de sorpresa frente a esta
actividad lo tenemos en las Memorias[2] del H. Silvestre,
para ese entonces en La Cote.
El Venerado Padre, al verse en parte descargado, por
la elección del H. Francisco, del servicio administrativo de la Congregación,
debía, naturalmente, dado su estado de salud, tomar algún descanso; pero no fue
así. Después de las vacaciones de 1839 y al comienzo de las clases, quedé
estupefacto al verlo llegar a nuestra casa de la Cote-Saint-André con otro
padre. ¿Y qué venía a hacer aquí?, pues a dar, a pesar de sus extrema
debilidad, un retiro a los alumnos de nuestro internado cuyo número rondaba los
ochenta.
Según testimonio de los anales de La
Cote, este viaje lo realizó Marcelino a pie[3]. Del mal aspecto que tenía sigue dando cuenta el H.
Silvestre: “Estaba tan extenuado y sufría tanto que daba pena verlo”, y relata
acto seguido un acceso de vómito que tuvo al tomar unas ciruelas pasas.
4) Viaje a Autun, Neuville y Lyon, entre el 13 de octubre
y el 21 de noviembre.
Primero se dirige a Autun, para entrevistarse con el
obispo, en referencia al asunto ya planificado de la nueva fundación del
noviciado de Vauban, y recogido en la carta previa de 13-10 (C 278)[4].
Es mejor ponerse de acuerdo sobre las condiciones
esenciales para que en nuestra entrevista sólo queden por solucionar los
detalles.
Y concluye esta carta: “En cuanto
haya recibido su carta me dirigiré a Autun para el acuerdo definitivo”.
Todavía realizará un viaje a
Neuville para tratar sobre la futura fundación en alguno de los caseríos
cercanos (Albigny, Villebert o Cury). A
su regreso se detiene en Lyon, para hablar con el Vicario Cattet. A esto dedica
dos cartas del 21-11 (C 301 y C 302) en las que comenta algunas conclusiones de
su viaje.
5) Nuevo viaje a Autun - Vauban
La última fundación todavía le
exigirá un viaje más a Autun, específicamente al castillo de Vauban, visita que
detalla el H. Juan Bautista Furet[5] y que sitúa a principios del mes de diciembre, con la
instalación del noviciado el día 8.