4. MENTALIDAD DE MARCELINO
La asistencia social es vista como tarea cristiana a
los desamparados (en tiempos en que las estructuras de los Gobiernos no lo
hacen).
Marcelino considera que escribiendo a la benefactora
podrá conseguir su apoyo para seguir con la buena obra.
5. RESONANCIAS BÍBLICAS
1Cor 13, 4.7: La caridad es paciente, todo lo soporta…
Hch 10, 38: Jesús “pasó haciendo el bien”
1Cor 12, 4-31: diversidad de carismas
Curaciones…
Atención a los niños… Dejen que los niños vengan a mí.
6. REFLEJOS EN LA LEGISLACIÓN MARISTA
ACTUAL
C 2-3
La fe y el deseo de cumplir la voluntad de Dios le
revelan su misión: Dar a conocer a Jesucristo y hacerlo amar. V 342
Decía con frecuencia: No puedo ver a un niño sin que
me asalte el deseo de enseñarle el catecismo y decirle cuánto lo ama Jesucristo.V
493
Con este espíritu, fundó el Instituto para educar
cristianamente a los niños y jóvenes, en especial a los más desatendidos.V 104,
519; C 28,4-6; 34; 59,22-29
El amor derramado en nuestros corazones Rm 5,5 por el
Espíritu Santo nos hace compartir el carisma de Marcelino Champagnat e impulsa
todas nuestras energías hacia este único fin: SEGUIR A CRISTO, COMO MARIA, en
su vida de amor al Padre y a los hombres. PC 1 y 5 Intentamos
alcanzar este ideal en comunidad.
CIRCULARES RECIENTES SOBRE
EL FIN DEL INSTITUTO
18. Pienso, en concreto,
que Marcelino Champagnat :
· Movido por el Espíritu, quedó cautivado
por el amor de Jesús y María a él y a
los demás.
· Sintió fuertemente la situación de
abandono religioso y cultural de los niños y jóvenes del ambiente rural , que
en nuestro contexto actual hablaríamos
de marginados de la educación.
· Creyó que Dios le pedía responder a esa
realidad con la fundación de un Instituto de : maestros (educadores),
religiosos laicales (Hermanos).
· Creyó en la gran posibilidad de hacer conocer y amar a Jesucristo desde
la educación (hoy diríamos evangelizar).
· Pensó que la mejor educación era la que
se impartía amando e intuyó que educar exige conocer y para ello hay que estar
presente en el mundo, en la vida del niño.
· Quiso que María fuera inspiración para
sus Hermanos y protectora de la nueva fundación.
· Quiso que los Hermanos fueran sencillos, pobres,
sobrios, trabajadores y que ofrecieran el signo evangélico del amor fraterno.
· Fue capaz de abrirse a los cambios,
manteniendo siempre la intuición original del carisma, sobre todo en lo
referente a los destinatarios: los jóvenes más necesitados.
(Caminar en paz, pero deprisa – Benito, 1997, p. 29)
Pocos años más tarde, a finales de julio de 1833, Marcelino
volvió a escribir sobre la labor de su Instituto. Pero esta vez las líneas iban
dirigidas a monseñor Alexandre Raymond Devie, obispo de Belley. El fundador
pedía un aplazamiento de la fecha en que los hermanos iban a hacerse cargo de
una escuela situada cerca de la localidad de Chaveyriat. La carta resulta
particularmente interesante por las observaciones que hace Marcelino sobre los
fines de la congregación: “Esta buena obra me atrae cada vez más, ya que, bien
mirado, no se aparta de nuestro objetivo, al dedicarse principalmente a la
educación de los pobres”.
Hay más cartas del fundador que hacen referencia
directa al apostolado. Por ejemplo, las tres que mandó a los administradores de
los Centros de Caridad de Saint-Etienne que le pedían hermanos para trabajar en
una institución de sordomudos de la ciudad. Marcelino estaba dispuesto a
aceptar este proyecto, pero antes quería tener bien preparados a sus jóvenes
educadores. Impacientes por el retraso, aquellos señores acudieron finalmente a
los Hermanos de la
Escuelas Cristianas.
….
En la primavera de 1833, el fundador
comentaba por carta a esta señora lo siguiente: “Nuestra comunidad es cada vez
más numerosa y para dar ese servicio necesitamos un local independiente, lo que
exige un gasto de siete u ocho mil francos; sin este local nos veríamos
obligados a renunciar a esa obra en la que queremos trabajar, aunque sin
perjudicar nuestro fin principal”.
Para Marcelino la finalidad del Instituto
estaba clara. Sí; dentro de lo posible estaba dispuesto a responder a otras
necesidades apremiantes del momento. Pero lo hacía sólo en la medida en que
esos esfuerzos no distrajeran de la intención original para la que había
fundado sus Pequeños Hermanos de María.
Así como tenemos que redefinir con claridad
nuestra dedicación a los niños y jóvenes desatendidos, también debemos
guardarnos de ser excesivamente restrictivos.
(Dar a conocer
a Jesucristo y hacerlo amar – Sean, 2006, pp. 24 y 36)
Los destinatarios iniciales de la misión serán, pues,
los humildes, el pueblo bajo, la gente sencilla, entre quienes quedan
comprendidos, lógicamente, no pocos pobres materiales. Esta orientación aparece
señalada por el mismo Fundador cuando, al redactar las promesas de los primeros
hermanitos, incluye en ellas el compromiso de enseñar gratuitamente a los
pobres.
Los huérfanos (los "pobres huérfanos" que
decía) entran también en sus planes. A pesar de las dificultades que supuso el
funcionamiento del orfelinato en el Hermitage, Marcelino nunca eliminó de sus
planes el trabajo educativo en favor de los huérfanos. Las realizaciones
concretas del Hospicio de Caridad de Saint-Chamond y del Orfelinato de
Danuziére de Lyon (ambos de 1838) y del Hospicio de la parroquia de Saint
Nizier de Lyon (1840), son prueba de ello.
Su intención queda explícitamente plasmada en un
artículo que añadió (de su puño y letra) a los Estatutos redactados en 1825 y
que dice textualmente: "El objeto de
la Congregación
es asimismo dirigir casas de providencia o de refugio, en favor de jóvenes que
hayan abandonado el mal camino y que se encuentren expuestos a pervertirse...
"
.
(EAM Charles Howard y Consejo – Suplemento, 1993, p.
557)
7. FRASES QUE ME IMPACTAN
Señorita. Única vez que escribe una carta a una señorita (de 70
años). Sólo hay 3 cartas más de Marcelino a mujeres, a saber: a Chavoin, a su
cuñada, y la reina. Resalta su trato sencillo, espontáneo y respetuoso.
Estamos en la bella estación. Curiosidad: pocos usos de la palabra
“belle” (iglesia bella, C17; carta bella, C80; cosa demasiado bella, C179),
“beaux” (bellos ejemplos, C62; bellos augurios, C19) o “beau” (bello local,
C71; bello copón, C174). Más impacta el comienzo de la carta con este toque
sensitivo.
Obra a la cual le prestaremos ayuda de buen corazón. Hace ver que la obra es de la Srta. y que está dispuesto a
seguir ayudando. Marcelino es sensible al sufrimiento de enfermos y ancianos. Sabe
colaborar con otros para hacer el bien, sin protagonismos.
Nuestra comunidad se va tornando muy numerosa. Es un momento bonito de expansión de los
hermanos.
Nos veríamos obligados a renunciar a esta buena obra
en la cual colaboraremos en la medida en que no entorpezcamos nuestro fin principal.
El discernimiento sobre
el fin principal. Atención a las llamadas de Dios.
Estamos satisfechos de la conducta del pequeño Lucas. Marcelino es sensible a la situación de
los niños huérfanos.
8. REFLEXIONES PERSONALES
Marcelino es
un hombre sensible a las necesidades de enfermos, ancianos desvalidos y niños
huérfanos, y busca responder a estas necesidades. ¿Cómo respondemos hoy a
llamadas similares?
Marcelino no
actúa solo. Se siente comunidad con sus hermanos, y está dispuesto a colaborar
con otros hombres y mujeres que buscan aliviar las carencias de los pobres. No
tiene ninguna dificultad en asociarse a una mujer laica.