Inquietud originaria
Hasta ahora se
ha realizado fundamentalmente un estudio individualizado de cada una de las
cartas de Marcelino conservadas, con metodología aportada por el H. Aureliano Bambrila
y el CEPAM. El estudio que hicimos en El Escorial (Curso Senderos, 2008), y que
motivó mi nuevo acercamiento a estos ricos textos de nuestro patrimonio fue
también con similar metodología, guiados por la mano sabia del H. Fernando
Hinojal. Por esta vía se han dado grandes pasos para un mejor acercamiento al
Fundador. Los participantes de dichos cursos han realizado además algunos
estudios temáticos y estudios comparativos entre varias cartas con asuntos
similares. En la página web del CEPAM se hallan algunos de los resultados
publicados.
Ahondando en
este proceder, voy a realizar otro intento en este blog. He observado que sólo se conserva
una carta anterior al 1826. A medida que pasan los años se conservan más
cartas. Hay 64 cartas desde el segundo semestre de 1826 hasta el primer
semestre de 1836, es decir, en los 10 años posteriores. El promedio anual para
este período es de 6,4 cartas por año. En contraste, se conservan 274 cartas de
los últimos 4 años de la vida de Marcelino, desde el segundo semestre de 1836
hasta el primer semestre de 1840. El promedio anual en estos últimos años se ha
multiplicado por 10. Exactamente es de 68,5 cartas. Llama la atención esta
producción y conservación copiosa de cartas en los últimos años, si la
comparamos con los anteriores. Aparte de diversas causas que han podido incidir
en ello, como el apoyo de secretarios y copistas, el gran número de escuelas,
las implicaciones institucionales de crecimiento, la mejor organización
para conservar el patrimonio de la Sociedad, etc.; independientemente,
el dato puede ser utilizado con provecho para un estudio evolutivo de la
vida de Marcelino a lo largo de estos cuatro años (a partir de las cartas) en
diversas dimensiones: espiritualidad, proceso psicológico, etc… cosa que para años
anteriores se hace casi imposible, por la escasez de información.
Cartas de Marcelino desde París (enero a abril de 1838)
No tomaré como
objeto de este estudio sino los dos últimos años. Y no me referiré a todas las
cartas, sino a algunos bloques temporales que me han parecido más
representativos. Comienzo, por lo bien
delimitado del período y la amplia información que ofrecen las cartas, con el
viaje de Marcelino a Paris, desde mediados de enero (25 de enero, carta 170) a
mediados de abril de 1838 (12 de abril, carta 185). Son 16 las cartas, 9 de
ellas dirigidas al H. Francisco, que ha quedado en el Hermitage al cargo de los
más diversos asuntos de la Congregación. Las otras 7 están dirigidas: dos al
Ministro de Educación y las restantes cinco a destinarios diversos.
Podrían
estudiarse estas 16 cartas como un conjunto literario único. Abren y cierran
con el frío de París, referencia significativa al clima, pero también, según se
apreciará, al clima interior del corazón de Marcelino.
Sólo nos molesta el frío por lo caro del combustible…
No hay nieve, pero sí hielo. El agua de nuestras habitaciones se hiela noche y
día. Desde hace algunos días ha vuelto el frío (25-01[1]). Hoy
hace frío en París (12-04).
Y en varias
ocasiones, entre estas fechas, hará mención a lo extremo del tiempo
atmosférico:
Esta mañana el frío atenaza más que de ordinario
(4-02). Desde hace algún tiempo llueve aquí casi a diario (24-02). En París el
frío se ha hecho notar, pero no ha nevado. Se ha llegado a vender a 15 cts. el
cubo de agua. Varias personas han muerto de frío (16-03). No le diré cuanto
frío he pasado este invierno… Varias personas han muerto de frío (24-03).
Situaciones preocupantes
Las dificultades
de Marcelino, más allás de las atmosféricas, llenan el contenido de las cartas.
Diversas situaciones son mencionadas en forma general como padecimientos,
agobios, preocupaciones y pesares. Ya desde las primeras cartas aparecen:
Hace ya ocho días que llegamos, no sin haber padecido
de varias maneras (25-01). En medio de las dificultades que debo superar
(3-02).
Pero veánse
por partes, y más en detalle, algunas de estas situaciones que le
afectan.
1) Dificultades económicas. Su dinero cada vez es más
escaso. Y lo ve consumirse poco a poco, sin frutos.
…de forma que el porte no sea demasiado caro. …lo caro
del combustible. …dejamos el Hotel… para ir al seminario… (25-01). Los
gastos que exige mi estancia en París van todos a mi cargo y mis economías se
van a agotar muy pronto (14-02). ¡Dios mío!, qué abuso, qué caro resulta, o
mejor aún, qué despilfarro pues, como usted se imagina, para los coches hay que
pagar hasta los minutos… Tal vez piense usted que tenemos mucho dinero;
disminuye cada día y no ganamos nada, como ya se imaginará. Cuando hayamos
acabado, pediré a los Sres. Ginot que me presten algo que se lo
devolveremos (24-02). El combustible es horriblemente caro: 15 francos cuesta
la leña que un hombre ordinario puede llevar a la espalda (24-03).
2) La “gran preocupación”: la autorización del instituto.
No consigue el propósito para el que ha viajado y dedicado tantos días y
esfuerzos. Los trámites o gestiones que realiza son descritas sobre todo como
visitas y caminatas, que pronto se convierten en correteos o molestas
correrías, y hasta en la acción más gráfica de rodar. A un trámite le sucede
otro con el que no contaba. Le dicen que todo va bien, pero la tardanza
burocrática demora su asunto hasta el fracaso de todos sus esfuerzos. El
Ministro Salvandy demora su firma, con una u otra objeción o trámite. Solicita
diversos informes al Consejo Real, al Consejo Universitario y al Comité de
Interior, así como informes de los Obispos. No le dan negativas, pero retardan
los trámites, en lo que Marcelino señala como una “lentitud desesperante”,
“agobiante lentitud burocrática” o, finalmente, “estancamiento agobiante”. El
29 de marzo, después dos meses y medio, está con gran ilusión, pero ante la
nueva demora se desvanece su ánimo. Redacta una nueva carta al Ministro, y se
regresa al Hermitage. El sentimiento es que “todo sigue igual” (12-03) o, más
irónicamente, que todo va “por buen camino” (12-04).
Hemos andado ya mucho por París, hemos hecho muchas
visitas y aún no hemos terminado… Se nos ha dicho que le asunto debía pasar al
Consejo de Estado y que sería largo, tres semanas (25-01). Mis primeras
gestiones tuvieron un rápido resultado: el informe (del Consejo Real)… ha sido
favorable. Los documentos están ahora en las manos del Sr. de Salvandy… Le
agradeceríamos infinitamente rogara al Sr. Ministro que acelere este asunto
(03-02). Seguimos haciendo muchas visitas a unos y a otros. Acabamos de ver al
Sr. Lacheze. Volveremos al mediodía, aún no se había levantado. Aún no estamos
seguros de nuestro éxito. .. esperamos la respuesta de nuestro Sres. Obispos
(04-02). En cuanto a nuestra gran preocupación: cuántas gestiones, cuántas
caminatas, cuántas visitas, no se puede hacer idea. Llevamos dos días sin dejar
de rodar para tener una audiencia con el ministro, sin poderlo conseguir…
acabamos de ver al Sr. Delebecque, quien nos ha dicho que nuestros documentos
están completos y que este viernes pasarían al consejo universitario (2 de
marzo). Estamos ahora buscando qué consejo es ése del que no habíamos oído
hablar. …nos ha dicho otra vez que nuestro asunto terminaría en tres semanas
(24-02). Me produce gran pesar seguir informándole de cómo sigue el tema de la
autorización. No hay ninguna razón en contra, solo una agobiante lentitud
burocrática (07-03). Todo sigue igual. No sé qué acicate emplear para que vaya
más deprisa. .. Lo que me inquieta, y es más que suficiente para emponzoñarlo
todo, es el estancamiento agobiante del asunto que persigo (12-03). Hágale
sentir (al Sr. Ardaillon) lo necesaria que nos es esta autorización
(13-03). Aún no sé el resultado de las diligencias hechas. Esta tarde voy a
hacer algunas visitas, tal vez me entere de algo... (el Sr. Pillet) Me
anuncia que el asunto pasó el martes al Consejo Universitario, que emitió una
opinión favorable: cree que el Ministro se va a decidir a pedir un decreto al
Rey. Esto me parece demasiado bello, demasiado rápido para que no haya todavía
alguna dificultad…. El Consejo Universitario acaba de examinar nuestro asunto y
…pasará inmediatamente al comité de Interior. Hasta ahora no me habían hablado
de este Comité (15- 03). Estoy en París desde hace más de dos meses y sólo
pensaba estar un mes. Los trámites no se han terminado y es posible que aún
esté aquí por las fiestas de Pascua. Con la ayuda de Dios, espero conseguir mis
objetivos (16-03) …sigo en París visitando a unos y a otros, y a pesar de todo
mis trámites solo aceleran un poco el tema que constituye nuestra gran
preocupación. Aquí en París todos los que se preocupan por nuestro éxito me
dicen que hay que tener paciencia… Todos los informes… han sido
favorables… No creo poder ir al Hermitage antes de Pascua (18-03). Una
vez más, acabo de corretear por la mañana y por la tarde. ..parece ser que
mañana preparará el decreto que pasará al Consejo de Estado. .. hará falta un
mes largo antes de que todo termine (22-03) …sigo en París viendo,
visitando a unos y a otros sin adivinar el final de mis molestas correrías…
Pese a todo estoy firmemente convencido, muy querido hermano, que será lo que
Dios quiera, ni más ni menos. P.S. 29 de marzo. …Me han anunciado que el
decreto está redactado y que el ministro lo puede firmar mañana… (24-03).
El Rvdo. Sr. Champagnat sigue en París…. esperando el buen resultado de las
gestiones que ha hecho… El Sr. Champagnat se presenta hoy, otra vez, para
suplicarle se sirva tomar en consideración su solicitud… (11-04). Los trámites
de la autorización siguen por buen camino, quiero decir que no experimentan
otras dificultades que una lentitud desesperante… (12-04)
El H. Jean
Baptista Furet sigue con detalle en su Vida estos meses en París (pp.
214-221, edición Bicentenario), fundamentando su relato en seis o tal vez siete
cartas de Marcelino que trascribe fragmentariamente y un poco por la libre.
El H. Manuel
Mesonero Sánchez, después de su detallado estudio sobre la Espiritualidad de
San Marcelino (2003, 43-44) y referido a las citas de las Cartas, explica
el procedimiento:
El biógrafo no es muy respetuoso con los textos, los
utiliza para adaptarlos a sus fines, y se encuentran retoques, modificaciones,
añadidos, incluso cambios importantes en los mismos….
No se cumple
aquí exactamente lo que afirma del uso de las cartas de 1827: “…conoce y
utiliza algún texto de manera aislada”, pues aquí los utiliza en su conjunto,
tomado los principales textos referidos al tema, pero bien puede aplicarse lo
que sigue: “…en modo alguno se sirve de ellos para hacer el retrato del alma
que el Fundador hace de sí mismo…”.[2]
[1] En estas citas textuales se
colocará solamente la fecha de las cartas.
[2] Sin embargo, sí se atreve el biógrafo a enjuiciar sin
ambages el alma del Sr. Salvandy. Allí hace un juicio claro del ministro: “no
se mostraba tan sincero como el señor Guizot… nunca tuvo voluntad de apoyar la
solicitud...”.